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Capítulo 1 – ¿Qué es la naturaleza humana?

Los socialistas desean ver que cobre existencia un nuevo sistema de sociedad, basada en la propiedad común y en el control democrático de los recursos productivos, ejercido por toda la población; que la producción sea para el uso y no para el lucro; y que la distribución se dé bajo el principio de “de cada quien según sus capacidades; a cada quien según sus necesidades”—en una palabra, el socialismo. Quienquiera que alguna vez haya argumentado a favor del socialismo seguramente se habrá topado con la objeción de que “suena bien pero nunca funcionaría porque no se puede cambiar la naturaleza humana”.

Los que hacen esta objeción tienen en mente que los seres humanos son por naturaleza egoístas y rapaces, y quizá también agresivos y haraganes. Aunque esas personas no lo habrán pensado mucho, si se les insiste sacarán a relucir términos como “innato”, “instintivo” y “en nuestros genes” en relación con los tipos de conducta mencionados. Dicho de otro modo, que tales impedimentos se hallan en nuestra constitución biológica, aunque algunos simplemente dirían que, sea cual sea la causa, los seres humanos siempre se han comportado de esas nefastas maneras y por eso siempre ha sido necesario que sus actos sean regidos por la moralidad y los gobernantes.

Frente a esta objeción, lo primero que hay que hacer es aclarar que entiende el interlocutor por “naturaleza humana”.

Una forma de respuesta sería definir sociológicamente la naturaleza humana y decir que es como se comporta el ser humano típico en una sociedad particular y en un punto dado de la historia. Esta forma de respuesta trae consigo el problema de que no facilita decidir cuál fue o cuál es exactamente la naturaleza humana en un momento dado. Por otro lado, aun cuando esto fuera difícil, seguiría estando claro que la naturaleza humana no es siempre la misma sino que cambia de una sociedad a otra, en realidad incluso podría estar cambiando constantemente. Respecto de esta definición la respuesta a la objeción de la naturaleza humana sería “Oh sí, la naturaleza humana puede cambiar; sólo échale un vistazo a la historia”.

Tal fue en efecto la manera como abordó el asunto Karl Marx, precursor del socialismo. No hay nada erróneo mientras quede claro que naturaleza humana no se refiere a la constitución biológica de los seres humanos sino a su comportamiento típico en cualquier sociedad. Sin embargo, hoy por hoy es imposible evitar referirse a lo que biológicamente son los seres humanos. De ahí que, según nuestro punto de vista, sea mejor aclarar desde el principio la distinción entre naturaleza humana determinada biológicamente y comportamiento humano determinado socialmente.

Dicho de otro modo, aceptar el punto de vista de los objetores, de que existe esa llamada naturaleza humana biológica pero mostrar, con base en los hallazgos de la antropología, la biología, la genética y la neurociencia, que no hay nada en la constitución biológica de los humanos que les impida vivir en una sociedad socialista, que, por el contrario, es parte de la naturaleza biológica de los seres humanos el ser flexibles y polifacéticos en su comportamiento y por tanto ser capaces de adoptar comportamientos adecuados a la sociedad en la que se crían y viven. De acuerdo con esta definición, la respuesta a la pregunta sobre la naturaleza humana es “Sí, de acuerdo, la naturaleza humana está fijada y no puede ser cambiada, pero esto no es una barrera contra el socialismo, pues lo que hace falta cambiar no es la naturaleza humana sino el comportamiento humano, y la historia enseña que éste no es fijo sino que puede cambiar”.

Como este es nuestro enfoque, en este folleto explicaremos los testimonios de la genética, la biología y la antropología en los cuales se basa nuestra conclusión. Recurriremos a la teoría de la evolución, de Darwin, actualizada a la luz de las últimas investigaciones y también bosquejaremos lo que se sabe de la evolución de las especies animales con las que los humanos están emparentados, el Homo sapiens, antes de refutar las concepciones de los deterministas biológicos que pretenden demostrar que el socialismo es biológicamente imposible: los Darwinistas sociales, los llamados “etólogos pop” de los años sesenta; los Sociobiólogos y los que han secuestrado el término “Psicología evolutiva.

Si por momentos esto se lee más bien como una obra de divulgación científica que como un folleto político, ello obedece a que en cierto sentido sí lo es, una contribución a propagar la comprensión de la naturaleza de los humanos sobre lo que somos capaces de hacer y qué clase de sociedad somos capaces de lograr.