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En
el transcurso del siglo XX el concepto de socialismo ha llegado a ser
transformado de un movimiento con objetivos asociado con la
emancipación de la clase obrera, en un movimiento con objetivos
relacionados con la llegada al poder de nacionalistas, y elites
anti-imperialistas en los lugares económicamente menos desarrollados
del mundo.
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El
punto de partida fue la llegada al poder en Rusia en el 1917 de una
elite que había heredado su ideología del movimiento obrero, pero
que en la práctica utilizo el Estado para desarrollar económicamente
a Rusia y convertirla en una potencia que desafió a la dominación
hegemónica del mundo junto con Estados Unidos, Gran Bretaña y
Francia. Como tal, proporcionó un modelo atractivo para la
modernización de las élites en otros países que sufrían del
atraso económico y la dominación por parte de los Estados
capitalistas industriales avanzadas de Occidente
El
problema es que estas élites continuaron usando el lenguaje y la
terminología del movimiento obreros con los que una vez estos
conceptos habían estado asociados. Por lo tanto, describieron su
toma del poder como una “revolución de los trabajadores”,
y su árido régimen fue llamado “Estado Obrero”, un ejemplo el
cual todos los trabajadores del mundo debían apoyar, Y describieron
la acumulación de capital bajo los auspicios del Estado que estaban
llevando a cabo no como capitalismo de estado, sino como
“socialismo”.
Marx,
quien había señalado que cuando se estudiaba la historia debería
analizarse los movimientos sociales y políticos no por lo que
decían, sino por los resultados materiales de lo que estaban
haciendo, habría sido el primero en comprender que sus propias
teorías, se había convertido en la bandera de luchas muy diferentes
sobre las cuales el escribió.
La
Revolución inglesa de la década del 1640 se llevó a cabo bajo una
ideología que se derivó del Antiguo Testamento. La Revolución
francesa de la década de 1790 se derivó de la época de los
romanos. La Revolución rusa, la cual fue el equivalente de estas
revoluciones anti — feudales, se llevó a cabo derivándose de las
ideas del movimiento obrero, pero no fue más que un intento de
establecer el socialismo, así como lo había sido la Revolución
inglesa con la intención de establecer la nueva Jerusalén, o la
revolución francesa para revivir la República Romana.
Aunque
fue Mao quien reemplazó la consigna “Trabajadores del mundo
uníos” por “Pueblos oprimidos del mundo uníos”, las
raíces de este cambio de perspectiva se remonta a los tiempos de
Vladimir Lenin
Etapa
más alta de Lenin (Imperialismo Fase Superior del Capitalismo)
En
el exilio en Suiza en medio de la primera guerra mundial Lenin
escribió un panfleto que él había titulado: “El imperialismo,
fase superior del capitalismo”. En el argumentó que, a través de
un proceso que había sido completado al final del siglo, el
capitalismo había cambiado su carácter. El Capital industrial y el
capital bancario se habían fusionado para convertirse en capital
financiero, y la competencia capitalista había dado paso al
capitalismo monopolista en el cual Trust, Carteles y otros acuerdos
monopolísticos habían llegado a dominar la producción. Explicaba
Lenin que debido al declive de ganancias de las inversiones en las
metrópolis, estos monopolios estaban bajo presión económica para
exportar capitales e invertirlos en las zonas económicamente más
atrasadas del mundo donde las ganancias eran superiores. Por lo
tanto, Lenin enfatizaba que la lucha de los países capitalistas
industriales avanzados era asegurarse de mantener las colonias donde
estas súper-ganancias eran obtenidas.
Lenin
exageraba ambas cuestiones, tanto el grado en que el capitalismo se
había convertido en monopolio y la diferencia entre la tasa de
ganancia en las metrópolis en comparación con las zonas
económicamente atrasadas del mundo. Pero las implicaciones políticas
de su teoría iban a probar ser bastante perjudiciales para el
movimiento obrero.
Después
del 1917, cuando Lenin se convirtió en unos de los comisario del
régimen bolchevique en Rusia, la teoría se amplió para argumentar
que los países imperialistas estaban explotando toda la población
de las zonas económicamente atrasadas que ellos controlaban, e
inclusive argumentaron que una sección de la clase obrera en los
países imperialistas se beneficiaron de la súper- ganancias
obtenidos de la explotación imperialista de estos países en forma
de reformas sociales y salarios más elevados,
Esto
era una tontería en términos de economía Marxiana que no mide el
nivel de explotación basado en los altos o bajos salarios, sino en
relación con la cantidad de plusvalía producida en comparación con
el monto de los salarios pagados, sean altos o bajos. Por esta medida
se determina que los trabajadores de los países avanzados eran más
explotados que los de las colonias, a pesar de sus altos salarios
debido a que cada obrero producía mayores ganancias.
La
ampliación de la teoría de Lenin transformo la lucha entre una
clase obrera internacional y una clase capitalista internacional, en
una lucha entre estados imperialistas y estados anti-imperialistas.
La lucha de clase internacional que el socialismo abogaba fue
reemplazada por una lucha internacional entre los Estados.
La
Revolución rusa fue situada dentro de un contexto anti-imperialista.
Todo el análisis de Marx sobre el capitalismo era que el movimiento
obrero primero triunfaría en los lugares económicamente más
avanzados del mundo, no en lugares relativamente atrasados
económicamente como como era Rusia. Lenin explicó esta
contradicción argumentando que Marx había descrito tal situación
en la etapa pre- imperialista del capitalismo, y que una nueva etapa
imperialista había evolucionado después de su muerte, el Estado
capitalista era tan fuerte que el desenlace no tendría lugar en un
país capitalista avanzado, sino en Estados imperialistas más
débiles. Rusia zarista había sido el eslabón más débil de la
cadena de países imperialistas y esto explica por qué fue allí
donde se había producido la primera “revolución de los
trabajadores”.
Esto
equivalía a decir que la Revolución rusa fue la primera revolución
anti-imperialista, y en un sentido lo fue. Rusia fue el primer país
en zafarse de la dominación de los países capitalistas
occidentales, y seguir un camino de desarrollo económico que
dependía sobre el uso del Estado para acumular capital internamente,
en vez de depender de la exportación de capital procedente de otros
países.
En
los primeros días del régimen bolchevique, cuando Rusia se enfrentó
a una guerra civil y la intervención exterior por las potencias
capitalistas occidentales, Lenin comprendió que el anti-imperialismo
era una carta que se podía jugar para intentar salvar a su régimen.
Jugando la carta del anti – imperialismo significaba apelar a las
masas trabajadoras de Asia no para establecer el socialismo, sino
para llevar a cabo sus propias revoluciones anti-imperialistas. Los
países “súper-explotados” fueron alentados a buscar la
independencia debido a que esto debilitaría los Estados
imperialistas, que estaban poniendo presión sobre la Rusia
bolchevique.
Esta
estrategia fue presentada al movimiento obrero de Occidente como una
manera de provocar la Revolución Socialista en sus países. La clase
dominante de los países imperialistas privados de sus
súper-ganancias ya no serían capaces de sobornar a sus trabajadores
con reformas sociales y salarios más altos; los trabajadores
dejarían de ser seguidores del reformismo para abrazar la revolución
socialista.
Después
de la muerte de Lenin en 1924, esta estrategia de la formación de un
frente “anti-imperialista” contra Occidente fue continuada
por sus sucesores. Debido a que esta estrategia ensenaba que todos
los ciudadanos de una colonia, o en un país dominado tenían un
interés común en la obtención de su independencia, es decir, un
Estado propio, fue muy atractiva para los ideólogos nacionalistas y
políticos de estos países.
Hicieron
un llamamiento a todos los habitantes de estos países para unirlos
detrás de ellos en una lucha común para lograr la independencia.
Como resultado de esta estrategia, en estos países el “socialismo”
se asoció con el nacionalismo militante en lugar del
internacionalismo de la clase obrero que había sido con anterioridad
el planteamiento correcto. La lucha política llegó a ser vista como
una lucha, no entre la clase trabajadora y la clase capitalista, sino
como una lucha de todos los elementos patriotas, trabajadores,
campesinos y capitalistas juntos, contra un puñado de elementos
antipatriotas, traidores, quienes se habrían vendido a los
imperialistas extranjeros.
El
socialismo y el Marxismo, en su sentido original, en realidad, nunca
han existido, ni se conoce en muchos países del mundo. Lo que se
conoció y se conoce como marxismo o socialismo es Leninismo. . Sólo
ha sido hacia el final de este siglo que grupos de trabajadores de
estos países han llegado a darse cuenta de que el leninismo y su
ideología anti-imperialista no tenían nada que ver con el
socialismo real. Pero el daño ya había sido hecho. Para millones de
trabajadores en gran parte del mundo socialismo aún significa
nacionalismo, patriotismo, y capitalismo de estado que algunos de
ellos todavía ven como algo positivo en lugar de ser una barrera
para la cooperación muta de la clase obrera más allá de las
fronteras nacionales la cual es una condición esencial para el
socialismo.
A
través de la influencia que el capitalismo de estado Ruso ejerció
dentro del movimiento obrero de los países Occidentales, para muchos
de los militantes obreros en estos países, el socialismo significo
lo mismo. Los gobernantes rusos utilizaron los partidos comunistas
fuera de Rusia como simples auxiliares de su política exterior,
basados en los intereses estratégicos de Rusia. Era “progresista”
todo aquello que concedía con la política exterior de los intereses
del capitalismo Ruso
Durante
la década de 1950, Rusia se trasladó hacia una política de
aceptación del statu quo con Occidente conocido como la
“coexistencia pacífica”. Los Leninistas Chinos, quienes
llegaron al poder bajo Mao en 1949, percibieron el interés de su
estado de una forma diferente y trataron de convertirse en los
campeones del “antiimperialismo” en lugar de Rusia.
Las
divisiones que surgieron en el movimiento comunista mundial fueron
provocadas no tan superficialmente como aparentaban ser el caso, por
las diferencias sobre qué tácticas debería seguir el movimiento de
los trabajadores, más bien fue sobre qué política de un llamado
país socialista los obreros deberían apoyar. . Esta no fue una
disputa que concernía a los intereses de la clase obrera. .
Desde
sus inicios la teoría del anti-imperialismo de Lenin ha sido una
desvergüenza al socialismo, debido a que ha convertido la lucha
principal en el mundo que es la lucha de clase, en una lucha entre
estados imperialistas llamados reaccionarios, y estados
anti-imperialistas llamados progresistas. Esta teoría ha sido una
peligrosa distorsion de la lucha de clase, lo cual ha motivado a que
los trabajadores apoyen el asesinato de otros obreros en la defensa
de los intereses de otros estados y su clase dominante
¿Que
fue el Fascismo ?
El
fascismo fue básicamente una forma extrema que adopto el
Nacionalismo en Italia y Alemania, por razones específicas, dada la
particularidad histórica de esos estados capitalistas, ocurrido
durante el periodo del siglo xx entre dos guerras mundiales.
El
Fascismo se originó en Italia en el 19119 cuando Mussolini
estableció los “fascisti di combatitimento”, llamados así en
relación a las unidades militares del Imperio Romano. Más tarde la
palabra fue usada a algo similar al movimiento nacionalista extremo
en Alemania, aunque ellos se describían como
socialistas-nacionalista (Nazis) en vez de Fascistas.
Ambos
movimientos ganaron el control del poder político y no menos
constitucional, en Italia en el 1922 y en Alemania en el 1933, y
procedieron a establecer la dictadura del partido único con
organizaciones de masas para unir a la población y predicar que
todos los miembros de una nación tienen intereses comunes. El
Fascismo/Nazismo fue implacablemente opuesto por el Nazismo debido a
el mismo ultimo aboga por el internacionalismo and aboga por la lucha
de clase dentro de las nacionesAnalizando este nuevo fenómeno, el
cual representa la retrogresión política comparado como Marx y los
Marxistas hasta la Primera Guerra Mundial habían visto el
desarrollos de las cosas (Democracia política luego socialismo) era
un desafío para aquellos que se llamaban a sí mismos como
Marxistas.
Como
ellos enfrentaron este desafío es como el libro de Renton describe
esta situación. Bien escrito y fácil de entender, pero sufre de los
defectos de su autor debido a que es un miembro del Partido
Socialista Mundial ( de origen Trotskista ), quien ve a Trotsky como
un brillante pensador político. Pero, Trotsky fue descalificado como
un personaje útil para contribuir a el debate sobre el Fascismo,
aunque él no era racista, el favoreció la dictadura del partido
único
El
SWP ( Partido Socialista Mundial, no es el WSM ) hace campaña en
contra de los grupos fascista que existen hoy en día como unas de
sus prioridades, ut debido a que el Fascismo es una forma extrema del
desarrollo del nacionalismo ellos también deberían abogar una
campaña en contra del nacionalismo, Pero ellos no hacen esto, ellos
apoyan el llamado derecho de las naciones por la auto-determinación,
una doctrina la cual acepta el mito de las naciones, lo cual provee
amuniciones ideológicas para justificar las limpiezas étnicas de
miembros de otras naciones viviendo en el territorio de una
nación
Análisis
del libro de Renton hecho
Por
el Partido Socialista de Gran Bretaña
Posesion
comun versus posesion estatal
Muchas
personas confunden posesión y control estatal con posesión común y
control democrático.
El
estado es un cuerpo cohesivo que limita las libertades de los seres
humanos (la clase trabajadora) la cual trabaja para vivir y no posee
ni controla la sociedad
El
estado asegura que la posesión y el control de los medios de
producción permanezcan en las manos de una minoría (los
capitalistas) y que la mayoría continué produciendo las riquezas
para esa minoría
El
estado guía las fuerzas económicas y militares de la nación para
proteger los intereses económicos de la clase capitalista de la
clase trabajadora de esa nación, y de la clase capitalista de otras
naciones
El
estado bajo todos los intentos y propósitos funciona como una
agencia de protección de la clase capitalista a la cual le
sirve.
El
estado también adjudica el inevitable altercado entre sectores de la
clase capitalista en la nación.
La
posesión estatal (expropiación estatal) es una manera de asegurar
industrias y cuestiones críticas funciona en intereses para la
entera clase capitalista, en vez de pequeños sectores de esa clase.
La posesión estatal no trabaja para los intereses de la clase
trabajadora
Socialismo
significa el fin del estado. El estado no tendrá ninguna función ni
propósitos para dirigir la producción para las necesidades en
vez de las ganancias
Partido
Socialista
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Paz en Palestina es mucho mejor que promover guerras
La
paz es mucho mejor que la guerra, porque las guerras nunca se
efectúan para defender los intereses de la mayoría de los seres
humanos, y siempre son los desposeídos los que sufren la
consecuencia. Así, que irespectivamente de las cuestiones envueltas
y de los términos acordados, los socialistas reciben con beneplácito
el fin de las guerras en todas partes en el mundo entero, Detener los
asesinatos de seres humanos siempre ha sido nuestro permanente
principio.
En
esa sub-división artificial del viejo Imperio Otomano conocido como
Palestina, los que han sufrido el irracional intento de fundar un
Estado Judío, han sido los habitantes originales de esa región,
tanto Musulmanes, Cristianos, Judíos, o cualquier persona con
antecedentes religiosos, y aquellos que fueron engañados por los
Sionista para emigrar hacia esa región.
Los
Socialistas y los Sionistas siempre han estado en oposición desde
sus inicios, inevitablemente, ambos representan dos puntos de vista
incompatible para la solución de los intereses de los obreros
de procedencia judía, y para solucionar el problema del
Anti-semitismo.
La
actitud de los Socialistas fue expresada hacen muchos años atrás
por Carlos Marx, el mismo era de procedencia Judía, pero fue
criado como Cristiano. En unos de sus primeros artículos después
que se convirtió en Socialista, Marx argumento que el pueblo Judío
debería buscar su emancipación, no como judíos, sino como seres
humanos. Para hacer esto tendrían que abandonar su religión, así
como los cristianos deberían abandonar las de ellos, y convertirse
en miembro de una comunidad humana secular en el cual el sistema
monetario y el estado fuera abolido, en este caso. Sería el
Socialismo, Mientras tanto bajo el capitalismo, los judíos deberían
gozar de los mismos derechos políticos, en un estado democrático
secular, así como los cristianos, y otros seres humanos procedentes
de las diferentes fe religiosas deberían gozar de los mismos
derechos
El
movimiento Sionista propuso el punto de vista opuesto, en el cual
enfatizaban que los judíos deberían formar una nación separada, y
que ellos tenían el derecho de formar su propio Estado en Palestina.
Las personas de procedencia judío no deberían buscar su
emancipación como seres humanos, sino como judíos. Ninguno debería
buscar la integración dentro de ninguno estado político en el
cual se encontraran, sino, por medio de la separación en un
estado de ellos mismos.
Las
líneas de batallas fueron demarcadas a través de Europa y de
América, Socialistas y Sionistas lucharon por recibir el apoyo de
los obreros de procedencia Judía. Los Socialistas argumentaron en
contra de la idea de que los Judíos fueran una nación, o una raza,
y que la mayoría de los Judíos eran obreros, y que ellos se
deberían unir a los demás trabajadores del mundo para lograr una
sociedad socialista, lo cual significaría la emancipación de toda
la humanidad, sin distinción de razas, o de sexos. Aunque muchos
Sionistas no eran religiosos, todos justificaban que Palestina era el
lugar donde debería fundar el Estado Judío, basados en creencias
irracionales, y de mitos religiosos establecidos en algunos libros
sagrados los cuales decían que el Dios de los Judíos les había
otorgado a Palestina a los judíos para ser su hogar de
permanencia.
Muchos
judíos fueron convencidos por el argumento de los Socialistas, y
rechazaron el punto de vista Sionista, jugaron un papel
importante, y llegaron a formar de una manera considerable en
el movimiento Socialista. La mayoría de los Judíos rechazaron
prácticamente a los Sionistas, y todavía lo hacen, al integrarse a
los países donde ellos viven. La terrible experiencia de la Segunda
Guerra Mundial, sin embargo, convenció a muchos (pero no a todos)
Judíos Europeos para aceptar el argumento de los Sionistas,
y aceptaron la idea de la formación de un Estado
Sionista.
En
el año 948 el sueño de los Sionistas se realizó. Palestina fue
dividida y el estado de Israel fue establecido. Los extremistas
Sionistas practicaron lo que hoy en día se conoce como
limpieza étnica, y cientos de miles de habitantes que no eran
de procedencia Judía, que se encontra en la parte de Israel en
Palestina fueron sacados de sus hogares. Los que se quedaron
sufrieron la misma suerte que experimentaron los judíos en los
estados de otros lugares en el mundo
El
establecimiento del Estado de Israel no termino el anti-semitismo. De
hecho, esto causo que el anti-semitismo se desperdigara más que
antes, se desperdigo dentro de las naciones Árabes. Por siglos los
Judíos habían vivido en paz y seguridad e integrados en los países
Árabes, y en otras partes del mundo. Ahora, como resultado del
establecimiento del Estado Judío en Palestina, ellos vinieron a
recibir la misma persecución que recibieron los Judíos Europeos.
Los resultados fueron que cientos de años de integración fueron
destruidos en décadas. Actualmente, no existen Judíos viviendo en
países Árabes, la mayoría de los Judíos Árabes viviendo ahora
en Israel forman un grupo sub-privilegiado.
Nuestra
oposición al Sionismo no significa que apoyamos a la Organización
por la Liberación de Palestino (OPL) o cualquier otra organización
nacionalista de Palestina. Diferente a otros grupos incluyendo los de
la izquierda no condenamos solamente el nacionalismo Judío, sino que
condenamos todo tipo de nacionalismo por igual. La nación Palestina
es un mito, como también lo es la nación de Israel y todas las
demás naciones. Nacionalismo es la ideología que busca la división
capitalista del mundo en Estado-Nación separadas, cada uno
competiendo para tener un lugar bajo el sol, y maquinaria a su
disposición para aniquilar otros seres humanos. Absolutamente
rechazamos este punto de vista por medio del cual la humanidad
debería estar organizada.
Como
Socialistas reafirmamos que todos los seres humanos deberían buscar
su emancipación, no como miembros de naciones, de estados, de
religiones, y de grupos étnicos, sino como seres humanos, como
miembros de toda la humanidad. Deberíamos unirnos para
abolir la división del mundo en los llamados Naciones-Estados,
y establecer una sociedad mundial de cooperación mutua, en el cual
todos seamos libres, y miembros iguales de la ciudadanía
mundial, sin estar sujetos a ninguna Nación-Estado
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Posted by Movimiento Socialista Mundial at 1:09 PM No comments:
Una
vez más trabajadores inocentes han sido asesinados en el Medio
Oriente. El enfrentamiento ocurrió cuando organizaciones de socorro
desafiaron el bloqueo que ha puesto Israel
alrededor de Gaza, y el estado de Israel decidió usar la
fuerza militar como el único medio para lidiar con la situación.
Los gobiernos siempre tratan de mostrar que ellos son diferentes que
los terroristas, y que ellos tienen valores, y el santurrón se
lamenta por la pérdida de vidas humanas, pero nada los separa a
ellos, tanto en los medios, propósitos y métodos que
usan.
Los
socialistas no se parcializan con ningún estado, todos
los estados son simples fuerzas organizados para ejercer la opresión.
Estamos opuestos a todos los estados, y solamente apoyamos los
intereses de los oprimidos, no selectivamente, sino que apoyamos a
todos. Los socialistas espontáneamente siempre han estado del
lado de los oprimidos, y en contra de los opresores, y el uso de la
fuerza por el estado de Israel los expone como parte de los
opresores. Pero porque simpaticemos con las victimas que ha
creado el opresor estado de Israel, eso no significa que favorecemos
las soluciones populares entre ellos. Nuestra oposición al Sionismo
no significa que apoyamos a Hamas o la Fatah. A diferencia de muchos
de la izquierda, no condenamos solamente el nacionalismo Judío, sino
que condenamos todo tipo de nacionalismo por igual. Todos los estados
son artificiales e ilegítimos, tanto Israel en particular, como un
futuro estado Palestino, ambos son, y serán estados capitalistas, y
ambos son opresores.
El
Partido Socialista siempre ha advertido el peligro que representa la
apatía política, y el peligro que representa el confiar en los
líderes, y de aceptar todos los gobiernos sin cuestionarlos. Nuestra
inactividad es un elemento importante en nuestra continua
explotación, y la clase burguesa lo toma como un consentimiento para
poder efectuar sus excesos. El capitalismo siempre contraerá
guerras, pero la apatía es parte de ese proceso. Es la apatía y la
complacencia de la clase trabajadora la que permita que cuestiones
horrenda como la que ocurre en Gaza se sigan efectuando. Las causas
verdaderas de los problemas que ocurren en el mundo se deben a la
rivalidad entre los bandos de las clases dominantes del mundo por el
control de todas las cosas, como también la ignorancia que existe en
el mundo entre los trabajadores que los motiva a apoyarlo a
ellos, como también las divisiones que crean el nacionalismo y
las religiones.
La
paz es mucho mejor que las guerras, porque las guerras nunca son
peleadas para defender los intereses de los trabajadores, y
siempre son los trabajadores los que sufren las consecuencias. Así
que sin importar las ideas envueltas y los acuerdos que se hagan, los
Socialistas solamente pueden recibir con beneplácito el fin de todas
las guerras en cualquier parte del mundo, sean guerras entre
capitalistas, como sean guerras de liberación nacional. Detener los
asesinatos, y detener los sufrimientos de los seres humanos, ha sido
permanentemente nuestro principio.
Movimiento
Socialista Mundial
Posted by Movimiento Socialista Mundial at 1:08 PM No comments:
Lenin teorico del nacionalismo
Lenin,
teórico del Nacionalismo
La
mismísima noción de Lenin, de que “el imperialismo es la etapa
más alta del capitalismo”, supone que una nación explota a otra,
requiriendo así para la nación sometida, un movimiento de
“liberación nacional” que llevaría a las clases trabajadoras de
dos distintos países al juego de masacrarse mutuamente.
Sabemos
que, históricamente, salvo que una clase en particular monopolice
los medios de producción y distribución, y obligue al resto del
pueblo a vender su fuerza de trabajo, la producción capitalista no
es posible. La propiedad privada es monopólica. En combinación con
la división del trabajo, es la base de la producción de mercancías,
así como del intercambio, del dinero, del mercado, etc.
Pero
para Lenin, “monopolio” no era este monopolio de clase, sino la
mera concentración y centralización del capital. De acuerdo a Marx,
la existencia misma de la sociedad capitalista involucra tanto
monopolio (en este sentido) como competencia, lo que invalida la
suposición de Lenin de que un monopolio tal es sólo un aspecto del
“imperialismo”.
“En
la vida económica del presente, encontramos no sólo competencia y
monopolio, sino además su síntesis, la cual no es una fórmula,
sino un movimiento. El monopolio produce competencia; la competencia,
monopolio”. (Carta a Annekov, 28 de diciembre de 1846)
La
naturaleza básica del capital permanece siempre idéntica, tanto en
forma desarrollada como en forma no desarrollada –producción para
el beneficio (por ejemplo, la porción de trabajo no pagada). El
aspecto definitorio de la producción capitalista es que se basa en
el trabajo asalariado. El salario presupone al capital, y viceversa.
También aquí, Lenin falló en comprender por qué distintos niveles
de salarios prevalecen en diferentes países. Según él, los
salarios son más altos en los países imperialistas, ya que allí
los capitalistas sobornan a los trabajadores, a partir de los
superbeneficios que reciben de la explotación de los países
subyugados.
Marx
tenía una explicación bastante distinta respecto de por qué los
salarios eran más altos en esos países. Tanto la productividad como
la tasa de explotación (la proporción entre trabajo pagado y no
pagado) eran mayores allí:
“Cuando
más productivo es un país en relación a otro, en el mercado
mundial, más altos serán los salarios comparados con los del otro.
En Inglaterra, no sólo los salarios nominales sino (además) los
salarios reales son más elevados que en el continente. El trabajador
come más carne, satisface más necesidades. Esto, sin embargo, se
aplica sólo al trabajador industrial, y no al trabajador agrícola.
Pero, en proporción a la productividad de los trabajadores ingleses,
sus salarios no son más altos (que los salarios pagados en otros
países).” (Teoría de la plusvalía, parte 2, páginas 16-17.)
Un
nivel bajo de salarios no hace a un país menos capitalista que otro:
“Los distintos estados de los diferentes países civilizados, a
pesar de la heterogénea diversidad de formas, tienen todos esto en
común, están basados en la sociedad burguesa moderna, sólo más o
menos capitalistamente desarrollada.” (Crítica al Programa de
Gotha, 1875.)
Para
ser capitalista, un país no precisa ser tan industrial y
comercialmente desarrollado como los Estados Unidos, Gran Bretaña o
Alemania. Ni es necesario que todos y cada uno de los distritos de
cada país capitalista deba ser tan desarrollado como el Ruhr en
Alemania, o Sheffield y Birmingham en Inglaterra. El requerimiento
básico es que el sistema productivo del país esté dirigido de un
modo capitalista (por ejemplo, basado en empleadores y empleados). Un
país puede estar altamente industrializado, o desarrollado en su
agricultura, o ser el proveedor principal de materia prima para la
industria, o lo que sea. Esto sucede debido a la división del
trabajo entre los distintos países capitalistas. De modo que una
“nación” no puede explotar a otra “nación”. Los
trabajadores son en todo el mundo explotados por la clase capitalista
mundial.
Lo
absurdo de la teoría leninista puede probarse por un vivo ejemplo
sobre la vida de un trabajador en nuestro subcontinente indio.
Supongamos que tiene 70 años, y es en la actualidad, ciudadano de la
autodenominada Bangladesh independiente. Fue súbdito de Pakistán, y
anteriormente del Imperio Británico. Según la teoría de Lenin, fue
sojuzgado por los “Imperialistas Británicos” hasta 1947, y luego
por los “Imperialistas Pakistaníes” hasta 1972. ¿En la
actualidad por quién? Y con todo, a lo largo de todos esos años
siguió siendo un esclavo asalariado, no libre, aunque sus amos y su
nacionalidad hayan cambiado. ¡Qué propuesta ridícula es la teoría
de Lenin!
La
teoría de Lenin sobre el imperialismo falla en captar la naturaleza
mundial de la sociedad capitalista, enfrentando la clase trabajadora
de los países subdesarrollados a la de los países desarrollados.
Lleva a mantener el interés nacional en contra del interés de
clase, lo cual va en detrimento de la clase trabajadora mundial y su
emancipación.
Es
ahora absolutamente claro que, así como el capitalismo es un
fenómeno universal y cosmopolita, también lo es la clase
trabajadora. La clase trabajadora no puede emanciparse
nacionalmente.
Marx,
en su discurso inaugural en la Asociación Internacional de
Trabajadores, en 1864, denunciaba “una política exterior en pos de
planes criminales, explotando los prejuicios nacionales, derrochando
en guerras piratas, la sangre y la riqueza del pueblo”. Pero esto
es precisamente lo que Lenin y sus herederos practicaron en la URSS,
Europa Oriental, China, Cuba, etc., desde 1917 en adelante. Numerosos
tratados secretos y no secretos, guerras y proclamas, realizadas por
los autodenominados países socialistas, testifican esto.
Que
“la emancipación del trabajo no es una cuestión local ni
nacional, sino un problema social, que abarca a todos los países en
los cuales existe una sociedad moderna, dependiendo para su solución,
del acuerdo, práctico y teórico, de los países más avanzados”
(Reglas de la AIT) debieran ser el principio que guíe a la clase
trabajadora del mundo.
(Socialist
Standard, mayo de
Posted by Movimiento Socialista Mundial at 1:06 PM No comments:
Trabajadores en
contra de Lenin. La protesta de los obreros, y la Dictadura de los
Bolcheviques, 1920-22. Aves de Jonathan. IB Taurus.
Un
tal llamado Estado Obrero que oprime a los trabajadores no fue una
cuestión que ocurrió solamente durante el periodo de Stalin.
También aconteció durante el liderazgo de Vladimir Lenin y León
Trotsky, de hecho, ellos fueron los que sentaron las bases para que
la dictadura Estalinista se reforzara más tarde.
En
el 1920 la Guerra Civil había terminado, y las potencias
occidentales habían levantado el embargo que habían impuesto en
contra de Rusia. Los trabajadores habían sufrido terriblemente la
escasez de alimentos y de combustibles, y habían vivido la férrea
disciplina impuesta en los centros de trabajo, y esperaban que
después de este periodo sus condiciones iban a mejorar. El gobierno
bolchevique, sin embargo, no creo medidas inmediatas para satisfacer
las aspiraciones de los trabajadores en ese sentido. El resultado
motivo una enorme ola de descontento entre los trabajadores que
duraron hasta el 1922, y es basado en estos acontecimientos que
Jonathan Aves analiza en detalle su libro, tomando como base los
informes de la prensa y materiales de archivo.
Al
llegar el periodo de paz se dio un debate en el Partido bolchevique
en cómo bregar con los obreros. Trotsky, rebosante de sus éxitos
como comandante en jefe y comisario del Ejército Rojo, fue el que
más se destaco en irse a favor de la militarización de los obrero,
lo cual significaba que el que se ausentaba de los centros de trabajo
sería considerado como acto de deserción, y las huelgas serian
consideradas como motines, y los transgresores serian castigados de
acuerdo con los términos de el código de disciplina militar. Lenin
que era más flexible; quería mantener la dictadura bolchevique a
toda costa, y estaba dispuesto a hacer algunas concesiones a los
trabajadores para lograr su objetivo. Otro grupo, conocido como los
“trabajadores” de oposición “, compuesto en gran
parte de los sindicalistas bolcheviques, fueron más favorables a las
demandas de los trabajadores.
Los
trabajadores rusos en ese momento tenían muchas quejas. Ellos se
opusieron a que no se les dieran tiempo libre para buscar alimentos y
madera en el campo. Ellos se opusieron a tener que trabajar horas
extraordinarias no remuneradas obligatorias en fiestas tradicionales,
incluso en el día primero de mayo. Ellos se opusieron a que los
sindicatos fueran tomados por los Bolcheviques, y fueran convertidas
en órganos de gestión o de control administrado por el partido, se
opusieron a la disciplina en los centros de trabajo, y obligarlos a
acelerar la producción. En una serie de lugares se declararon en
huelga y eligieron a sus representantes, lo cuales no eran
Bolcheviques, pero eran anti-zarista, como los Mencheviques y los
anarquistas.
Lenin
no estaba satisfecho. Las huelgas fueron reprimidas. Muchos de los
huelguistas fueron enviados a campos de trabajo forzados. Algunos
fueron fusilados. Algunas concesiones no fueron finalmente hechas
hasta el 1921 cuando Lenin anunció en el decimo Congreso del partido
Bolchevique un nuevo plan económico, que entre otras cosas, permitía
a los campesinos operar de nuevos sus mercados locales, lugares donde
tradicionalmente los trabajadores compraban sus alimentos con
anterioridad.
Pero
había un precio – la represión de los pocos vestigios del
sindicalismo independiente que habían logrado sobrevivir a los
primeros años de la dictadura bolchevique. Los sindicatos fueron
incorporados bajo el control del estado, de hecho, dejaron de ser
sindicatos, se convirtieron en órganos estatales, similares a los
Frente Laborales de Hitler que fueron más tarde establecidos en
Alemania. Todas estas cuestiones que se han señalado, ocurrieron
durante el tiempo de Lenin y Trotsky, y no fueron el producto
posterior del “estalinismo”. Los dirigentes Menchevique se
vieron obligados a exiliarse. Los “trabajadores” de
oposición “- y todos los demás” grupos “- dentro del
partido bolchevique fueron prohibidos, por lo que se estableció el
principio de” la unidad monolítica ” y la próxima víctima
iba a ser uno de sus principales arquitectos. León. Trotsky.
Desde
el punto de vista socialista los bolcheviques habían llegado a
situarse ellos mismos en una posición imposible. Habiendo tomado el
poder como una minoría, en un país donde el socialismo no era
posible ser establecido por muchas razones (el atraso económico, el
aislamiento del resto del mundo, la falta de una voluntad mayoritaria
por el socialismo), no tenían otra alternativa que hacer la única
cuestión posible: continuar desarrollando el capitalismo.
Los
bolcheviques se encontraron ellos mismos en la posición de tener que
presidir y de organizar – la acumulación original de capitales.
Pero, como acumulación capitalista es el producto de la plusvalía,
o el excedente obtenido mediante la explotación del trabajo
asalariado -, esto coloco a los Bolcheviques en conflictos con los
mismos trabajadores, los cuales por igual e inevitablemente, trataron
de evitar ser explotados. Los bolcheviques se opusieron y reprimieron
las luchas de los trabajadores justificando sus acciones basándose
en la excusa de que ellos (los bolcheviques) representaban a largo
plazo los intereses de los trabajadores. Pero ¿en realidad, era
cierto?
Ciertamente,
alegaban que actuaban para promover la causa del socialismo, pero
cuando Marx formulo su concepción materialista de la historia, había
señalado que no se debe juzgar un movimiento histórico por lo que
dice – sino por lo que hace, y por lo que objetivamente hizo. Y
objetivamente los bolcheviques lo que hicieron fue desarrollar el
capitalismo en Rusia de la misma manera que el propio Lenin en sus
momentos más honesto había llamado capitalismo de Estado.
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Labels: Lenin
LA GUERRA FRIA SE
RE-CALIENTA
De
acuerdo a Clausewitz, general, y estratega militar del siglo 19 ,
frecuentemente citado dijo lo siguiente : ” la guerra es la
continuación de la política por otros medios.” El reciente,
breve y brutal conflicto en el Cáucaso es otro ejemplo de la
naturaleza cotidiana del capitalismo, el cual continúa su poliitca
por otros medios.
El
conflicto en Osetia del Sur y Abjasia, que parece que ha cobrado
miles de vidas humanas , ha sido una rara erupción, sacando hacia la
superficie las presiones politicas y economicas que existen por
debajo .
Estos
acontecimientos recientes han sido una manera de despertar a los que
aún engañados pensaban que el fin de la guerra fría (que nunca fue
un campo de batalla ideológica de ninguna manera ) significaría el
fin del enfrenamiento entre las superpotencias, con la posibilidad de
que en última instancia se evitaria la Tercera Guerra Mundial
La
Guerra Fría acaba de re- calentarse otra vez : pero esta vez, las
líneas de demarcacion de la guerra están claramente señaladas, que
no es por motivos de algunas supuestas diferencias ideológicas. No
existen ningunas grandes cuestiones ideológicas o morales en juego
en este momento . Los protagonistas (EE.UU. y Rusia) y sus aliados
son simplemente economías capitalistas rivales , ansiosos por
asegurar ventajas estratégicas, el acceso a los recursos y la
influencia regional.
En
particular, al tratar de diversificar sus fuentes de petróleo fuera
de las regiones problemáticas como el Medio Oriental, los EE.UU. se
basa en un nuevo gasoducto a través de Georgia que dispone de
fuentes relativamente seguras en el Asia central, evitando interferir
al mismo tiempo en territorio ruso.
Sin
embargo, existen otras consideraciones, El fracaso de la economía de
capitalismo de estado como la que existio en la Unión Soviética
hasta su desaparición casi 20 años atras, no fue el fin de la
guerra fría, solamente fue un cambio frontal. A medida que se
desploman tanto las bases económica y política del Pacto de
Varsovia , el pacto militar regional de la OTAN (Tratado del
Atlántico Norte Organización) se ha extendido mucho más allá del
alcance original “del Atlántico norte” , expandiendose
hacia los estados de la antigua Unión Soviética estratégicamente
atractivo, por medio de esta campana de reclutamiento, se amplía su
ámbito de influencia.
Los
conflictos militares son una consecuencia inevitable de los
conflictos cotidianos de una sociedad basada en la propiedad privada.
En el capitalismo todos los medios de producción – más
explícitamente la producción del petróleo y su distribución –
tienen que ser poseidos y controlados por alguien. Las guerrasa
modernas – con todos los desperdicios, la devastación, y las
atrocidades que conllevan en su paso – tienen sus raices en el
capitalismo. Por el contrario, en una sociedad socialista sin sistema
monetario, sin trabajo asalariado, sin clases y sin estado, nadie
poseera medios de produccion, ni sera excluida ninguna persona . No
habrán leyes, fuerzas coercivas para administrar , ni polizontes
para monopolizar los recursos .
El
Movimiento Socialista Mundial es un movimiento político unico, de
una manera clara y coherente siempre ha expresado su oposición a las
guerras durante los últimos cien años. Esto no ha sido hecho de una
manera selectiva, nos oponemos, y nos hemos opuestos a todas las
guerras, y lo hemos hecho desde la Primera Guerra Mundial hasta
durante la ultima Guerra del Golfo Nuestra oposición esta
sencillamente basado en que las guerras son solo cuestiones de
interés para los empresarios, terratenientes y jefes , brevemente,
la clase capitalista – mientras tanto los trabajadores, con
uniformes, o ropas civiles, son la carne de cañón. La inmensa
mayoría, de los miembros de la clase obrera mundial – ya sean de
Georgia (Cáucaso) o Georgia (EE.UU.), no tienen ningun tipo de
intereses en juego que valgan la pena derramar una sola gota de
sangre.
Tecnología
de la información y socialismo
El
socialismo será una sociedad basada en la producción para el uso.
¿Pero qué significa esto? ¿Como podría trabajar esto y que papel
desempeñaría la tecnología de la información en el
socialismo?
Al
describir la nueva sociedad por la que estamos trabajando, a nosotros
los socialistas con frecuencia nos preguntan “¿Cómo funcionará
eso?” Quienes preguntan suponen las más de las veces que sólo con
un sistema de dinero y precios pueden “funcionar” las cosas; que
las cosas sólo ocurren, sin ninguna necesidad de que ellos
participen.
El
sistema de mercado, de comprar y vender, bien puede “funcionar”,
en el sentido de que continúa funcionando sin que la gente trate o
no trate de controlar a dónde nos lleva. Después de todo, los
políticos de hoy pareces estar cada vez más convencidos del poco
control que tienen sobre el sistema que meramente administran. Sin
embargo, esta inevitable falta de control consciente y social es
justamente el problema. La nueva forma de organización social donde
la producción se organiza solamente para el uso puede requerir de
una participación más activa de la gente, pero esta es la única
manera de echar a andar la sociedad en interés de la población
entera. Así, al responder la pregunta de “¿Cómo funcionará?”
los socialistas reconocen que en primer lugar está la necesidad de
que la gran mayoría de la gente entienda y desee el socialismo.
La
forma en que las cosas “funcionarán” en el socialismo será por
medio de lo que llamamos “producción para el uso”. Esta
característica que define al socialismo no es difícil de entender,
pues no significa otra cosa que simplemente producir lo que es
necesario, sin la necesidad de intercambio monetario, como en el
capitalismo. Durante toda la historia humana ha habido siempre
producción para el puro uso, comenzando con la recolección de
alimentos y la hechura de herramientas en las sociedades de cazadores
recolectores. En el capitalismo actual, hay muchos ejemplos que van
desde las actividades de las organizaciones de voluntarios hasta el
cuidado de la casa y la jardinería.
Producción
para el uso
En
el socialismo, la producción directamente para el uso será la
regla. La producción socialista necesita esta organizada
democráticamente: una dictadura que organizara la producción para
el uso no sería socialismo. Al considerar la relación entre
democracia y producción, la pregunta de “cómo funcionará”
exige ampliar la respuesta. Al construir el socialismo, necesitamos
considerar la forma en que las preferencias y las opiniones de la
sociedad en su conjunto se reflejarán en las elecciones que se tomen
sobre la producción de mercancías y servicios.
Vienen
a la mente tres preguntas específicas. Primera: lo relativo al
cálculo económico; segunda: la escala geográfica de la toma de
decisiones y, tercera: los incentivos dentro de una sociedad
socialista. Estas son las preguntas donde el papel de la tecnología
de la información (TI) en el socialismo puede ser de lo más
importante en las respuestas que den los socialistas.
La
primera pregunta, relativa al cálculo económico, la plantean los
defensores del libre mercado. Se dice que el mercado es un mecanismo
descentralizado para calcular la demanda a fin de lograr el nivel
correcto de abasto, tal y como se expresa en el gasto monetario.
Ciertamente este razonamiento tiene fallas: el dinero no está
distribuido igualitariamente, el mercando no es un sistema
elegantemente descentralizado y no consigue la eficiencia que
proclaman los libros de texto. Con todo, es necesario mostrar como se
abordarían los cálculos sobre la oferta y la demanda a falta del
sistema de mercado.
Sería
necesario calcular la cantidad de insumos que serían necesarios para
alcanzar cierto nivel de producción. Esta clase de cálculo de
insumos-consumo tendría que ocurrir en escalas geográficas
diferentes: desde las formas “locales” de cálculo hasta las
regionales y aun las globales. Esto nos conecta con segunda pregunta
sobre la extensión de la toma de decisiones localizadas en contraste
con centralizadas dentro del socialismo
Examinando
las formas locales de organización, las unidades individuales de
producción en el capitalismo (fábricas, oficinas, etc.) ya tienen
sistemas de TI para calcular los recursos necesarios para la
producción, así como sistemas de control de existencias para
administrar las ofertas de recursos. Además de las partes
interesadas con la contabilidad monetaria, estos sistemas podrían
ser de utilidad para la sociedad socialista que los herede.
Sea
como sea, la contabilidad monetaria no ayuda con los cálculos
insumos-consumo que en realidad se necesitan para planear la
producción. Estos cálculos se hacen en función de cantidades (ya
sea kilogramos, litros, watts u otras unidades de medida). A menudo
lo son, incluso dentro del capitalismo. De hecho, en 1973 se le
concedió el premio Nobel al economista Wassily Leontief por formular
un método para el análisis de insumos-producto que podría emplear
tales mediciones cuantitativas.
Al
igual que utilizar los sistemas de TI existentes, harían falta
muchos procedimientos innovadores en la organización local de la
producción. Por ejemplo, las operaciones de los muchos tipos
diferentes de actividad productiva podrían hacerse más abiertos y
confiables mediante la mejora de la información al público. La toma
de decisiones y la contratación de personal con ciertas destrezas
son otras áreas donde la TI podría mejorar la organización de la
producción para el uso.
Al
pasar a las escalas regional y global, suele decirse que en la
sociedad moderna la producción es demasiado compleja para ser objeto
de cálculo. Sin embargo, aun retrocediendo a los años sesenta, en
que la tecnología de las computadoras estaba en sus primeras etapas,
los teóricos de orientación “socialista” ya citaban el uso
potencial de las computadoras para el cálculo de insumos-producción
en gran escala. La potencia actual de las computadoras significa que
los cálculos necesarios incluso para millones de productos se pueden
hacer en cuestión de minutos. Por cierto que la escala computacional
de tales cálculos es pequeña comparada con otros usos que se les da
a las modernas “supercomputadoras”, como la predicción del
tiempo (véase Hacia un nuevo socialismo, de W. Paul Cockshott y
Allin Cottrell, Spokesman Books, 1993).
La
toma de decisiones democráticas
El
procesamiento matemático en gran escala tal vez ya no sea el
problema que antes fue. Sin embargo, en una sociedad socialista aún
se enfrentaría la cuestión de cómo democratizar óptimamente la
producción. Podría recurrirse a la TI para que diera acceso
universal a fuentes de información sobre las diferentes elecciones
que se presentan al planear la producción. Es importante notar que
el almacenamiento central de información no significa necesariamente
que la toma de decisiones deba centralizarse también. La amplia
disponibilidad de la información facilitaría en sí la democracia
misma que, según los socialistas, es necesaria para impedir la
centralización del poder.
El
asunto de qué tan lejos será posible localizar la producción y la
toma de decisiones seguirá siendo materia de debate antes y después
de la revolución socialista. La organización local parece ser,
ciertamente, adecuada para muchas clases de producción, algunas de
las cuales no será necesario centralizar mucho o ni siquiera la
información empleada en su planeación. Otros problemas requerirán
de decisiones en escala geográfica muy grande: algunos aspectos de
la administración ambiental, por ejemplo. La discusión de estos
problemas se beneficiará del polifacetismo de los sistemas de TI, lo
cual quiere decir que la toma de decisiones puede ocurrir a la escala
más conveniente, sea local, regional o global.
La
tercera pregunta, la relativa a los incentivos, consiste en expresar
la duda sobre qué podría motivar a la gente en el socialismo para
lograr innovaciones. La respuesta principal reside en el conjunto
completamente nuevo de prioridades y motivaciones en las cuales el
pueblo reconocería la necesidad urgente de alcanzar ciertas clases
de desarrollo (por ejemplo, hacer viables fuentes de energía
renovable y otras formas de producción ecológicamente sostenibles).
La TI, al promover la colaboración y que se comparta el
conocimiento, sería importante en fomentar la innovación, así como
ha sido bajo el capitalismo. Un ejemplo de que los socialistas han
notado es el movimiento a favor de “programas (software) de fuente
abierta”, en que personas separadas geográficamente han colaborado
por medio de Internet para desarrollar la plataforma de computación
Linux. Su trabajo, en la vanguardia misma de la industria de la TI,
se ha organizado de modo voluntario, tratando activamente de evitar
el mercado en lugar de utilizarlo.
Un
sistema de producción sólo para el uso tendría un conjunto de
prioridades completamente nuevo y los incentivos para desarrollarse
en estas áreas surgiría de fuentes por entero diferentes, como la
dinámica de la co-operación, la democracia y el disfrute de amplias
libertades para concentrarse en aquellas áreas de la producción
que, como se reconoce ampliamente, son las de mayor beneficio.
El
rápido desarrollo de la tecnología de las computadoras ofrece una
clase de respuesta a los argumentos pro-mercado, concernientes al
cálculo, la toma de decisiones y los incentivos. Proveer información
será parte esencial de la estructura democrática del socialismo y
la tarea de diseñar los sistemas que mejor sirvan para construirla y
administrarla será uno de los mayores retos que enfrentará la
sociedad socialista.
El
uso de los sistemas de TI en el socialismo puede no ser siempre el
aspecto de la nueva sociedad que mejor capture la imaginación. Hasta
habrá quienes teman que tal tecnología conduzca a un escenario en
que las computadoras empiecen a controlarnos, y no nosotros a ellas.
Estos temores pueden impedir que se valore el potencial de la TI para
facilitar en vez de dictar la organización social, en cuanto sea
aplicada a trabajar por los intereses del todo social. En la TI
pueden encontrarse los elementos para construir nuevas formas de
organización que sobrepasen a todo cuanto haya existido a la somb
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Labels: Socialismo
Friday, February 27, 2009
Posted by Movimiento Socialista Mundial at 12:14 PM No comments:
Labels: Economia Politica
Por que las utilidades tienen prioridad ?
¿Por
qué las utilidades tienen prioridad?
Así
los partidarios como los opositores del sistema capitalista
concuerdan en un punto: la importancia central de las utilidades para
la manera como el sistema opera. Veamos, pues, qué son las
utilidades y por qué tienen prioridad.
¿Qué
es la utilidad?
En
su mayor parte la producción para el mercado está organizada
actualmente no por particulares sino por empresas de negocios de una
u otra clase. Esto representa un cambio desde la época en que
vivieron muchos de los defensores del sistema de mercado, como Adam
Smith. El objetivo de estos negocios, ya grandes, ya pequeños, sean
poseídos por accionistas o por el estado, es llevar al máximo el
rendimiento (la ganancia) del capital invertido en ellas.
Este
“rendimiento” es la utilidad. En sus términos más simples, este
beneficio es la diferencia entre el dinero que un negocio obtiene de
la venta de sus productos y el dinero que tiene que gastar en
producirlos. La tasa de ganancia es la cantidad de utilidades
obtenidas durante un período dado, normalmente un año, expresada
como porcentaje del valor monetario de los activos del negocio al
principio del periodo.
La
competencia en curso
La
búsqueda de ganancia no es asunto de la avaricia de los que hacen
marchar un negocio. Al contrario, es un imperativo impuesto por las
presiones del mercado. Todos los negocios que pertenecen a una
particular rama de la producción están en competencia unos con
otros con la finalidad de vender sus productos. Esta batalla la
ganarán las empresas que puedan proporcionar una mercancía
equivalente al precio más bajo.
Para
tal fin el asunto primordial es tener mejor tecnología: máquinas de
mayor rendimiento y mejores procedimientos de producción que
permitan producir la misma mercancía a un costo menor. La medida en
que una empresa pueda instalar tal maquinaria y adoptar tales
procedimientos depende de la cantidad de utilidades que obtenga. De
este modo las fuerzas del mercado obligan al empresario a buscar las
máximas utilidades y luego a invertir de ellas el monto que le
permita mejorar y expandir su capacidad productiva.
Nivelación
En
el ámbito de la economía en su conjunto las fuerzas del mercado
tienden a ocasionar una nivelación de la tasa de utilidades en todas
las ramas de la producción. Si en cierta rama de la industria se
está logrando una tasa superior esta rama tenderá a atraer hacia
ella más capital, con lo que la producción aumentará y el
suministro extra hará que los precios caigan, de lo que resultará
que la tasa de ganancia retrocederá al promedio o nivel “normal”.
Si, por un lado, la tasa de ganancia es inferior al promedio algo de
capital tenderá a salir de esa rama de la producción y ésta
descenderá. El menor suministro impulsará los precios hacia arriba
y la tasa de ganancia tenderá a elevarse hasta el nivel
promedio.
Publicado
por el Movimiento Socialista Mundial. Última actualización:
2006-08-13
20:46:30
BST
Posted by Movimiento Socialista Mundial at 12:13 PM No comments:
Labels: Economia Politica
Economistas, No en este Planeta
Los
economistas no son de este planeta
La
mayoría de los libros de texto contemporáneos contienen una
variación de la siguiente y famosa definición de economía: ciencia
que estudia el comportamiento humano como relación entre fines y
medios escasos que tienen usos optativos.
En
consecuencia la economía es el estudio de la lógica de la elección
en condiciones de escasez. Pero esta no es la forma en que la mayoría
de la gente entiende el término. Sin embargo, compruébelo usted
mismo y verá que la palabra escasez se presenta una y otra vez en
las definiciones de los libros de texto de economía. Paul Samuelson,
en su Economics, libro de texto de economía muy estudiado, habla de
una “gran escasez” y dice que si las mercancías no fueran tan
escasas la ciencia de la economía no tendría papel alguno que
desempeñar. Así, en estas definiciones, la economía se ve como el
estudio de la producción y distribución de mercancías escasas.
El
dogma de la escasez
Esta
definición, sin embargo, sólo puede sostenerse dándole un
significado peculiar a la palabra “escasez”. El sentido normal de
‘escasez’ es el de insuficiencia, carencia, lo que supone que hay
desabasto de algo en relación con las intenciones de usarlo. Los
economistas de la teoría de la escasez definen ésta como la
carencia de suministros ilimitados. Como ninguna mercancía producida
por humanos es, o puede ser, ilimitada en cuanto a la cantidad que de
ella puede disponerse, entonces, por definición, es
“escasa”.
Refuerzan
su idea con otra suposición: las necesidades humanas son ilimitadas.
Pueden refugiarse en esa posición, pues, si las necesidades humanas
son infinitas, incluso en el significado normal de escasez como
***insuficiencia de relación para los usos*** las mercancías
siempre estarán en suministro insuficiente. Pero esta suposición de
que las necesidades humanas son infinitas es igualmente dudosa ya
que, aunque las necesidades humanas sean numerosas, no son
ilimitadas. Tampoco existen fuera de los contextos social e histórico
sino que son determinadas por la sociedad en que seres humanos
particulares están viviendo en un tiempo particular y en la práctica
siempre son limitadas.
Esta
escuela de economía (que es hoy la predominante) necesita la
suposición de la escasez—ya sea basada en una definición irreal
de escasez o en una suposición igualmente irreal de necesidades
humanas infinitas—porque es la base de la pretensión de que la
mejor manera de resolver el perpetuo problema de esto o lo otro al
que los seres humanos se enfrentan cuando tienen que decidir qué
producir, es tener que recurrir al dinero, los precios y los
mercados. Quieren estar en posición de demostrar que el sistema
económico actual, dentro del cual la mayor parte de la riqueza se
produce para su venta en el mercado, es el mejor de los sistemas
posibles. Necesitan la suposición de la escasez, en otras palabras,
para dar por hecho lo que falta por demostrar.
La
escuela económica de la escasez tiene razón en ver la economía
como el estudio de la forma en que lo que se produce y cómo se
produce están determinados bajo un sistema de mercado. Se equivocan
en hacer que tal sistema sea el resultado de la “escasez”.
La
escasez, en su peculiar sentido, ha existido a lo largo de toda la
historia de la humanidad, pero el sistema de mercado—en donde todo,
incluidas las energías mentales y físicas de los humanos tiene un
precio y en donde todo mundo tiene que poseer dinero para obtener lo
que necesita—apenas empezó a existir hace relativamente poco, tal
vez unos 500 años, y sólo alcanzó existencia plena en lugares como
Estados Unidos, Europa y Japón aproximadamente en los últimos 100
años. No está íntegramente desarrollado en el resto del mundo.
La
base del sistema de mercado no es ninguna escasez eterna, sino la
separación de la mayor parte de la gente del acceso a la tierra que
les haría posible producir su propio alimento, vestido y vivienda.
En otras palabras, su base es el desposeimiento de la mayoría de la
población de todos los recursos productivos salvo su propia
capacidad de trabajo y la concentración de estos recursos en manos
de una ínfima minoría de la población. Es esto, no la escasez, lo
que hace rasgos universales de la vida actual el dinero, los precios
y el mercado.
Llegamos
así a una definición de economía: el estudio de la producción y
la distribución de la riqueza que se produce para venderla en un
mercado. La economía es el estudio, no de mercancías escasas, sino
de las mercancías para el mercado.
¿Qué
es la riqueza?
Riqueza
“es cualquier objeto material o servicio al que se recurre para
satisfacer alguna necesidad o apetencia humanas”. Al objeto
individual de riqueza se le conoce en economía como
***mercancía***.
Algunas
mercancías esenciales para la vida humana, como el aire que
respiramos y el calor y la luz del Sol, son proporcionadas
espontáneamente por la naturaleza sin que los seres humanos tengan
que hacer nada y de ahí que sean llamadas “mercancías gratuitas”.
Pero en su mayoría las mercancías, incluidas otras también
esenciales para la vida humana, como el alimento, tienen que ser
producidas, en el sentido que los seres humanos tienen que ejercer
sus energías mentales y físicas para obtenerlas, aunque en algunos
casos lo único que haya que hacer cortar de un árbol una fruta. La
mayor parte de las mercancías, en otras palabras, son productos del
trabajo humano.
Cuando
los humanos producen una mercancía no están creando algo de la
nada: lo que están haciendo es transformar partes de la naturaleza
en algo útil para ellos. Esta transformación, como en el caso de
cortar una fruta, puede consistir solamente en cambiar de lugar algún
material natural dado; en términos generales, sin embargo, se supone
un cambio de forma así como un cambio de lugar.
La
producción es, pues, el proceso de transformar partes de la
naturaleza en mercancías. Aparte de las “mercancías gratuitas”,
toda riqueza es producida por seres humanos que trabajan con
materiales originalmente suministrados por la naturaleza.
Cualquier
actividad que transforme partes de la naturaleza en algo útil para
los humanos es actividad productiva. Esto es así aun cuando la
transformación sea un mero cambio de lugar; por tanto, el transporte
es una actividad productiva. También lo es el almacenamiento, pues
preserva la utilidad de alguna mercancía. Algunos productos del
trabajo son intangibles, como un corte de pelo, y son conocidos como
“servicios”.
Hay
quienes argumentan que sólo las mercancías tangibles son riqueza, y
que, por tanto, sólo el trabajo del que resulta algún producto
físico es trabajo productivo. Pero están equivocados. La única
diferencia entre una mercancía tangible y otra intangible, o
servicio, es que en este último caso el producto es consumido a
medida que está siendo producido, pero sigue siendo un producto.
Las
mercancías pueden dividirse en dos grupos principales. Primero, el
de las que son consumidas directamente por los humanos para
satisfacer sus necesidades personales, o “mercancías del
consumidor”. Estas pueden ser consumidas conforme están siendo
producidas (algunos servicios) o de una sola vez (como la comida o la
electricidad) o a lo largo de cierto tiempo (como la ropa, los
muebles y las casas).
El
segundo grupo es el de las mercancías que se utilizan para producir
otras mercancías, o mercancías para el productor (conocidas también
como “mercancías intermedias) y como “medios de producción”.
Estos son consumidos (gastados), desde luego, pero para hacer otras
mercancías y ahora directamente por humanos. Entre ellos están los
materiales extraídos de la naturaleza, las mercancías
semiterminadas, las herramientas, las máquinas, los edificios, el
combustible y los medios de transporte.
La
base del sistema de mercado no es alguna escasez eterna, sino la
falta de acceso de la mayoría de la gente a la tierra que les
permitiría producir sus propios alimentos, ropa y viviendas. Como
dijo William Petty (1623-1687), el trabajo es el padre de la riqueza
material; la tierra es la madre.
Sin
embargo, los humanos son animales que hacen y utilizan herramientas
y, aparte de las actividad productiva muy básica, como cortar frutas
de un árbol silvestre, la producción entraña un tercer elemento:
las herramientas y la maquinaria que los humanos usan para
transformar en riqueza los materiales que brinda la naturaleza. Estas
mercancías para el productor provienen, claro, de las otras dos
clases, ya que se les ha dado su forma existente por medio de trabajo
humano pasado sobre los materiales dados por la naturaleza.
La
“distribución” de la riqueza es sencillamente la forma en que se
distribuye lo que se ha producido—es decir, dividido—,
compartido, entre los miembros de la sociedad.
Posted by Movimiento Socialista Mundial at 12:10 PM No comments:
Labels: Economia Politica
UNA SOCIEDAD DIVDIDA EN DOS CLASES SOCIALES
Si
usted le pregunta a un sociólogo moderno de cuántas clases sociales
existen en nuestra sociedad. Ellos contestarían que son seis, o tal
vez tres, o doce, o cualquier otro número que tenga en su fantasía.
Existen muchas definiciones de lo que es una clase social. Por lo
general esas definiciones son falsas e inútiles
Una
respuesta más útil
Nuestra
sociedad se divide en dos clases. Hay una clase trabajadora, y una
clase capitalista. La clase obrera tiene que trabajar para ganarse la
vida, la clase capitalista tiene suficiente riquezas para vivir sin
tener que trabajar. Si usted se pregunta a que clase social
pertenece, solamente debería preguntarse si podría vivir de sus
inversiones en caso de que dejara de trabajar mañana mismo. No hay
duda de que la sociedad capitalista se puede dividir de esta forma.
Existe un grupo de personas en cada clase. Por supuesto, la mayoría
de las gentes pertenecen a la clase obrera, y la clase capitalista es
sólo una pequeña proporción de la población. Sin embargo, desde
el punto de vista del capitalismo, ellos forman parte de una
proporción muy importante.
¿Por
qué esta definición es útil?
¿Cuál
es la razón de que solo existan las clases? La respuesta es simple,
eso es todo lo que necesita para comprender la forma en que el
capitalismo funciona. Las clases sociales explican cómo hemos
llegado a la situación que estamos en la actualidad. Ellas explican
cómo la sociedad ha evolucionado y cambiado desde la sociedad
esclavista, a través de feudalismo para llegar a el capitalismo. Una
clase con un interés económico particular, ha tomado el control de
la base económica de la sociedad de otra clase.
Pero
las clases no sólo explican cómo hemos llegado al caos del
capitalismo, sino que también explica cómo el capitalismo funciona.
El principal hecho de la mayoría de la vida de las personas es el
trabajo-trabajo en el hogar para apoyar a un salario-esclavo o el
trabajo remunerado para poder vivir. ¿Por qué? No siempre ha sido
cierto. En la sociedad feudal siervos pasaron su tiempo trabajando en
la tierra, la producción de alimentos que podrían comer. Por
supuesto, si la producción había que dar al Señor, el siervo
feudal había grandes problemas, aunque estos son muy diferentes los
problemas de la moderna esclavitud salarial.
También
la concepción de clase explica los desastres del capitalismo: tales
como, las guerras, que es cuando tenemos que luchar para proteger los
intereses de la clase capitalista, la hambruna que es cuando la clase
capitalista no puede obtener ganancias alimentándonos a nosotros, el
desempleo cuando la clase capitalista obtiene más beneficios
despidiéndonos de los trabajos, y manteniendo el precio bajo de los
salarios, en vez de darnos puestos de trabajo, y así sucesivamente.
Así que ahora existen dos clases, porque eso es lo que se necesita
para explicar cómo llegamos al capitalismo y también cómo el
capitalismo ha evolucionado.
La
razón más importante, es sin embargo, ¿por qué sólo hay dos
clases, y cuáles son las dos razones? Es el hecho que se explicar
cómo podemos salir del desorden del capitalismo. Nosotros, la clase
obrera, tenemos interés en deshacernos del enfermo sistema
capitalista bajo el cual nos vemos obligados a vivir Al reconocer que
sólo la clase de actividad consciente de esta misma clase social
puede establecer una sociedad sin clases, y podemos vemos la forma en
que el socialismo puede ser establecido. Agrupándonos en una sola
clase como podemos transformar la sociedad. Si no lo hacemos nos
quedaremos estancados con el capitalismo.
Los
políticos reclaman que vivimos en una sociedad sin ‘clases’, lo cual
es una afirmación engañosa, y si fueran honestos admitirán todo lo
contrario… Los sociólogos están equivocados, porque ellos creen
que el capitalismo siempre ha existido y existirá para siempre, El
caso de los socialistas, de que sólo existen dos clases, sigue
siendo tan importante y correcto como siempre porque muestra que no
existe otra forma en que podamos detener la guerra, el hambre, la
pobreza y el desempleo. Necesitamos la conciencia de clase y para
ello tenemos que ser conscientes de que somos la clase trabajadora y
que ellos son la clase capitalista. Solamente existen dos clases.
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Auges y recesiones economicas: Que los causa?
Auges
y recesiones económicas: ¿qué los causa?
Las
“recesiones”, “contracciones económicas” o “crisis
económicas”—todas son frases sinónimas que se aceptan
actualmente como parte regular de la vida económica. Los políticos
dan cuenta “racional” de ellas, describiéndolas como “dolor
necesario” que a veces hay que padecer. En última instancia la
economía controla a los políticos y no éstos a aquélla.
¿Que
es una crisis económica?
Las
crisis económicas son periodos de bajo crecimiento económico e
incluso negativo. Esto significa que los niveles de producción son
inferiores e implican aumento del desempleo. Como resultado, se
debilita el poder de negociación de los obreros y sus salarios
disminuyen.
Cambio
de actitudes
Hace
tiempo muchos economistas creían que las crisis eran evitables.
Cuando Karl Marx argumentó que el capitalismo se desarrolla
inevitablemente de una manera inestable, con periodos de expansión y
contracción, su teoría fue ferozmente rechazada. En su obra
principal, El capital, Marx formuló la ley básica del proceso de
desarrollo capitalista en los siguientes términos:
La
tremenda capacidad del sistema fabril para expandirse a saltos
enormes, y su dependencia en el mercado mundial, da lugar
necesariamente al siguiente ciclo: producción frenética, con el
consecuente atiborramiento del mercado, luego, la contracción de
éste, de lo que resulta la parálisis de la producción. La vida de
la industria se vuelve una serie de periodos de actividad moderada,
prosperidad, sobreproducción, crisis y estancamiento.
En
esa época y durante décadas más tarde, los economistas
capitalistas aseguraron que las crisis y las contracciones no eran
parte intrínseca del capitalismo. Esta idea de que, si se deja que
el libre mercado marche por sí sólo, no ocurrirán crisis se basaba
en la doctrina propugnada por J. B. Say, economista francés de
principios del siglo XIX, la cual dice así:
Cada
vendedor lleva un comprador al mercado.
Claro
está que si cada mercancía producida de verdad fuera comprada, no
habría desplomes económicos (lo cual es cierto por definición).
Sin embargo, tal suposición se basa en un falso razonamiento, sobre
el cual Marx explicó:
Nada
puede ser más tonto que el dogma de que porque cada venta es una
compra y cada compra una venta, la circulación de mercancía implica
necesariamente un equilibrio entre ventas y compras… su intención
real es mostrar que cada vendedor trae con él un comprador al
mercado… pero nadie necesita comprar directamente sólo porque le
hayan vendido algo. (2)
¿Puede
ayudar la intervención del gobierno?
Según
Marx, la división en el capitalismo entre compradores y vendedores
de mercancías abre la posibilidad de crisis y tropezones económicos,
pues los poseedores del dinero no siempre encuentran en sus intereses
convertir de inmediato el dinero en mercancías. Por lo tanto,
mientras existan el comprar y el vender, el dinero, los mercados y
los precios, el comercio será cíclico.
En
la época de la Gran Depresión de los años treinta, la mayoría de
los economistas habían llegado a concordar en que las crisis eran
parte integrante del capitalismo, habiendo seguido la pauta impuesta
en ese tiempo por John Maynard Keynes. Como Marx antes que él,
Keynes argumentaba que la ley de Say no tenía sentido y que el
mercado libre no conducía naturalmente a un punto de equilibrio de
pleno empleo con crecimiento sostenido. El capitalismo, razonaba, si
fuese dejado seguir su propio impulso, terminaría por estancarse,
como había sucedido luego del estrepitoso derrumbe de Wall Street en
octubre de 1929. Keynes y sus seguidores adoptaron el punto de vista
de que, conforme el capitalismo se desarrollaba, la tendencia
observable del sistema a concentrar la riqueza en unas cuantas manos
lleva al ahorro excesivo, al atesoramiento de la riqueza y al
descenso de la demanda total. Esto a su vez hundiría al capitalismo
en una crisis prolongada.
Keynes,
al elaborar una doctrina económica que influiría a los gobiernos de
todo el mundo, proclamaba que era necesaria la intervención del
gobierno para impedir crisis futuras. Los gobiernos debían aumentar
los impuestos a quienes menos les gustaba gastar grandes partes de
sus ingresos, y encauzar fondos directos a quienes sí lo hicieran.
Además, los gobiernos deberían intervenir para asegurar un nivel
adecuado de demanda en la economía, aumentando el gasto y operando
con déficits presupuestarios cuando fuera necesario.
El
comercio mundial de 1932 era poco más de un tercio de lo que había
sido antes de la catástrofe de Wall Street. Los dos países más
afectados fueron Estados Unidos, donde el desempleo ascendió a trece
millones de desempleados, y Alemania, donde el número de
desempleados alcanzó los treces millones y fue uno de los factores
que impulsaron la llegada de Hitler al poder. En la Gran Bretaña,
más de tres millones, o sea el veinte por ciento de la fuerza de
trabajo, carecían de empleo en 1932.
Los
remedios de Keynes aumentaron el gasto del estado y los déficits de
presupuesto fueron puestos en práctica de 1933 en adelante en
Estados Unidos por el gobierno de los Demócratas presidido por
Roosevelt. El desempleo disminuyo cierto tiempo, pero no más que en
la Gran Bretaña, que no había seguido los consejos de Keynes y
operaba directamente con políticas opuestas a las de este
economista. En 1938 se desencadenó otra crisis en Estados Unidos, la
cual sólo sanó durante la Segunda Guerra Mundial. El pronóstico
inicial de de la intervención de carácter keynesiano no fue, por
consiguiente, bueno, aun cuando la opción por el libre mercado
estuviera muerta y enterrada.
Después
de la Segunda Guerra Mundial, los varios países capitalistas de
empresa privada adoptaron las recomendaciones de Keynes en grados
diversos, precaviendo la posibilidad de otra Gran Depresión y las
revueltas sociales que traería consigo, y confiados en que los
mercados libres, sin trabas, eran cosa del pasado. A pesar de esto,
en la mayoría de los países siguió presentándose el ciclo del
comercio como antes, aunque sin experimentar grandes depresiones. Una
de las pocas excepciones fue la Gran Bretaña. En el Reino Unido el
crecimiento se mantuvo relativamente fuerte durante todos los años
cincuenta y sesenta y el desempleo nunca fue mayor de 900,000. Los
partidarios de las políticas keynesianas proclamaron que era un
triunfo de la manera como el gobierno había manejado la demanda. La
historia ulterior de la economía en la Gran Bretaña pronto probaría
lo equivocados que estaban. Después de la guerra, la Gran Bretaña
consiguió una posición relativamente ventajosa en los mercados
mundiales para muchas mercancías, época en que estaban devastados
económicamente sus rivales Alemania y Francia. Por algún tiempo en
la Gran Bretaña emergió como uno de los principales productores de
vehículos de motor, aviones, sustancias químicas, electricidad y
otras mercancías. Hacia fines de los años sesenta, sin embargo, los
rivales de la Gran Bretaña se habían recuperado y vuelto
competidores con tecnología mejoradas que habían introducido
después de los destrozos ocasionados por la guerra. A fines de los
años sesenta y principios de los setentas, el clásico ciclo del
comercio resurgió como una especie de venganza contra la economía
británica, lo que a la larga fomentó el retorno a las políticas de
libre mercado en los años ochenta. Ahora, a principios de los años
setenta, durante el régimen del Primer Ministro Edward Heath, el
desempleo creció por encima de la cota del 1, 000,000 por primera
vez desde 1945. Para entonces los economistas ya estaban de acuerdo
en que las recesiones eran parte intrínseca del capitalismo, aunque
en su momento habían seguido las directrices de John Maynard Keynes.
Como Marx antes que él, Keynes alegó que la ley de Say era pura
tontería y que el mercado libre no llevaba naturalmente a un punto
de equilibrio de pleno empleo con crecimiento sostenido, y que el
capitalismo, abandonado a su peculiar modo de funcionamiento,
terminaría por atascarse, tal y como había sucedido después del
derrumbe de Wall Street en octubre de 1929. Keynes y sus seguidores
adoptaron el punto de vista de que, como capitalizable para el estado
que como capitalismo se había desarrollado, las crisis y las
recesiones se habían integrado más con la concentración mundial
del capital, y que sus efectos se habían propagado ampliamente. Lo
que es más, habían sido capaces de demostrar que ni la economía
política keynesiana ni el libre mercado habían sido capaces de
impedir el colapso.
Guía
paso a paso
Ciertamente,
la mera existencia de comprar y vender siempre hace surgir la
posibilidad de la crisis, pero el impulso a acumular capital—el
fuego vital del capitalismo—asegura que periódicamente la crisis
se vuelva una realidad, y nada que hagan los políticos puede
impedirla. Cuando el capitalismo está en auge, las empresas están
en una posición en que sus beneficios están incrementándose, el
capital se está acumulando y el mercado está hambriento de
mercancías. Pero esta condición no dura mucho. Las empresas están
en perpetua lucha por lucrar—necesitan las ganancias para poder
acumular capital y por tanto sobrevivir en contra de sus
competidores. En la época de bonanza esto conduce inevitablemente a
algunas empresas—por lo general las que han crecido
vertiginosamente—a extender en demasía sus operaciones en el
mercado disponible.
En
el capitalismo, las decisiones sobre inversión y producción las
hacen miles de empresas en competencia que operan sin control social
ni regulación alguna. El impulso competitivo hacia la acumulación
de capital obliga a las empresas a expandir sus capacidades
productivas como si no hubiera límite al mercado disponible para las
mercancías que están produciendo.
El
crecimiento no está planeado; sólo gobernado por el caos del
mercado. El crecimiento de una industria no está acoplado al
crecimiento de las demás industrias sino tan sólo a la expectativa
de la ganancia, y de esto resulta una acumulación y un crecimiento
desequilibrados entre las varias ramas de la producción. La
acumulación excesiva de capital en algunos sectores de la economía
pronto aparece como sobreproducción de mercancías. Las mercancías,
imposibles de ser vendidas, se amontonan, y las empresas que han
ampliado exageradamente sus operaciones tienen que aminorar la
producción.
A
medida que las mercancías invendibles permanecen almacenadas se
hunden los ingresos y las ganancias, haciendo al mismo que la
inversión sea más difícil y que menos valga la pena. La
acumulación se atasca, el ahorro y el atesoramiento se incrementan y
las fuerzas inestables del dinero y el crédito pronto trasmiten la
depresión hacia los demás sectores de la economía. Las empresas
que al principio se expandieron ilimitadamente recortan sus
inversiones y esto trae consigo una caída de la demanda de los
productos de sus proveedores quienes, a su vez, se ven forzados a
restringir su producción, contagiando sus dificultades a los
proveedores de sus proveedores y así sucesivamente. Los beneficios
se hunden, las deudas se acrecientan y los bancos aumentan las tasas
de interés y restringen sus préstamos, de todo lo cual resulta una
espiral viciosa y descendente de contracción económica. De este
modo, lo que empezó como una sobreproducción parcial en ciertas
porciones del mercado se transforma en una sobreproducción general,
en la cual se ve afectada la mayoría de los sectores de la
industria.
Las
crisis y las recesiones siguen invariablemente este patrón general.
A veces la sobreproducción inicial ocurre solamente en las
industrias de bienes de consumo, como sucedió en 1929, y desde ahí
se propaga. Otras veces, como a mediados de los años setenta, la
expansión desmedida inicial se da en el sector de los bienes de
producción donde las empresas producen nuevos medios de producción,
como acero industrial o equipo robótico. En la recesión de
principios de los años noventa uno de los factores principales fue
la extensión desmesurada del sector de la propiedad comercial y
algunas de las industrias nacientes de alta tecnología. Pero
independientemente de la causa, el resultado es siempre el mismo:
caída de la producción, bancarrotas, recorte de salarios y aumento
del desempleo, con el consiguiente incremento de la pobreza.
En
una recesión hay simultáneamente un problema de caída de la
demanda junto con caída de las utilidades. Tratar de resolver un
problema (digamos la demanda de parte de los presuntos consumidores)
a expensas de los otros (digamos, las ganancias), como quieren los
keynesianos, no mejorará la situación. Necesitan ocurrir muchas
cosas distintas y por separado antes de que tome su curso una
recesión. En primer lugar, el capital tiene que ser liquidado si la
capacidad de producción en exceso va a coartarse con capital
devaluado siendo comprado barato por las empresas que están mejor
situadas para sortear la crisis. En segundo lugar, es preciso
deshacerse de las mercancías acumuladas, comprándolas a bajo precio
o borrarlas de plano. La inversión no se reanudará si persiste la
sobreproducción. En tercer lugar, después de que esto ha ocurrido
tiene que haber un incremento de la tasa de beneficio industrial
auxiliada por bajas del salario real y baja de las tasa de interés
(las cuales se reducirán naturalmente a medida de que la demanda de
dinero “fresco” aminore la recesión). Esto ayudará a que se
reanude la inversión y aumente la acumulación. También, para que
la recuperación se sostenga, gran parte del débito acumulado
durante los años de auge tendrá que ser liquidado para que no actúe
como un lastre sobre la acumulación futura. Mediante estos
mecanismos una recesión ayuda a construir las condiciones para el
crecimiento futuro, librando al sistema capitalista de unidades de
producción deficientes.
Ciclo
continuo
Cuando
estos procesos siguen su curso natural, la acumulación y el
crecimiento pueden hacer que de nuevo el capitalismo cree una
situación de bonanza a la que, inevitablemente, seguirá una crisis
y una recesión. Tal ha sido la historia del capitalismo desde sus
orígenes. Ninguna medida, ninguna reforma emprendida por los
gobiernos—aunque sea hecha con la mejor buena voluntad—ha
impedido ni puede impedir la operación de este ciclo. Los defensores
del laissez faire (dejar hacer) y del libre mercado han fracasado,
igual que los keynesianos partidarios de la intervención del estado.
Hoy, enfrentados a una nueva recesión, los partidarios del
capitalismo tienen las manos atadas.
En
realidad, el ciclo auge-crisis demuestra la impotencia de los
reformistas y los políticos y es un cargo más en contra del sistema
capitalista en su conjunto, que acarrea miseria para los millones de
trabajadores que pierden sus puestos, se vuelven insolventes o ven
sus salarios reducidos y tienen que trabajar en las peores
condiciones. Lejos de ser una aberración, este ciclo de miseria es
el ciclo natural del capitalismo.
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Labels: Economia Politica
Partido
Socialista Mundial
Solicitud
de afiliación
El
Partido Socialista Mundial , como partido solidario del Movimiento
Socialista Mundial, está comprometido con la abolición inmediata
del capitalismo y con el establecimiento de una forma de sociedad
socialista, verdaderamente democrática. Consecuentemente, pertenecer
al Partido Socialista Mundial requiere de una comprensión general de
los principios del socialismo y estar de acuerdo con el Objetivo del
movimiento y su Declaración de Principios. No es probable que llegue
a implantarse un sistema mundial de producción destinado a
satisfacer las necesidades humanas y no el afán de lucro, como no
sea por la acción consciente y deliberada de una mayoría
comprometida con estos principios. Las siguientes ocho declaraciones
constituyen una revisión concisa de las áreas de mayor importancia
del Movimiento. Después de leerlas cuidadosamente, indique en el
espacio designado cómo y por qué concuerda o no concuerda con
ellas. Si bien reconocemos y aceptamos, naturalmente, que existen
diferencias de opinión, es esencial comprender satisfactoriamente
los principios socialistas para unirse a nuestro movimiento. Su
admisión al partido depende de la cualidad total de su consciencia
socialista, no de si da usted las respuestas “correctas”, y esta
Solicitud servirá para que se ponga de manifiesto lo sólido de su
comprensión, a la cual seguirá una entrevista para ayudarle a
esclarecer cualesquiera dudas importantes que tenga. Después de cada
declaración, por favor indique su opinión (ESTOY DE ACUERDO o NO
ESTOY DE ACUERDO) y explique el porqué con algunos detalles. Por
favor, tenga en cuenta que entender sus puntos puede poner en riesgo
su solicitud. Trate de no ser demasiado breve.
PARTIDO
SOCIALISTA
objetivo
El
establecimiento de un sistema social basado en la propiedad común y
en el control democrático de los medios e instrumentos para producir
y distribuir la riqueza por la sociedad en su conjunto y en interés
de la propia sociedad.
Declaración
de principios
Los
Partidos camaradas del socialismo sostienen que:
*
La Sociedad tal como está constituida en el presente se basa en la
propiedad de los medios de vida (esto es: la tierra, las fábricas,
los ferrocarriles, etc.) por la dominante clase capitalista y, en
consecuencia, en la esclavización de la clase trabajadora, cuya
labor es la única forma de producir riqueza.
*
Por consiguiente, en la sociedad hay un antagonismo de intereses, que
se manifiestan como lucha de clases entre quienes poseen pero no
producen y entre quienes producen pero no poseen.
*
Este antagonismo sólo se puede abolir por la emancipación de la
clase trabajadora de la dominación de la clase hegemónica, por la
conversión en propiedad común de los medios de producción y
distribución, y su control democrático por el pueblo en su
conjunto.
*
Como en el orden de la evolución social la clase trabajadora es la
última en conquistar su libertad, la emancipación de la clase
trabajadora implicará la emancipación de toda la humanidad, sin
distinción de raza ni de sexo.
*
Esta emancipación debe ser resultado del esfuerzo de la propia clase
trabajadora.
*
Como la maquinaria del gobierno, incluidas las fuerzas armadas de la
nación, existe sólo para conservar el monopolio por la clase
capitalista de la riqueza extraída de los trabajadores, la clase
obrera debe organizarse consciente y políticamente para la conquista
de los poderes del gobierno, con el fin de que esta maquinaria,
incluidas esas fuerzas, puedan ser convertidos de un instrumento de
opresión en un agente de emancipación que derroque los privilegios
de la plutocracia.
*
Como los partidos políticos no son sino la expresión de los
intereses de clase, y como el interés de la clase trabajadora se
opone diametralmente a los intereses de todas las secciones de la
clase dominante, el partido que persiga la emancipación de la clase
trabajadora debe ser hostil a cualquier otro partido. Los partidos
solidarios con el Socialismo, por lo tanto, deben entrar al campo de
la acción política resueltos a oponerse a todos los demás partidos
políticos, ya sea que presuntamente se hallen a favor de la clase
obrera o que abiertamente sean pro capitalistas, y hacen un llamado a
todos los miembros de la clase trabajadora de estos países para que
apoyen estos principios hasta acabar con el sistema que los despoja
de los frutos de su trabajo, y hasta que la pobreza dé paso al
bienestar, los privilegios a la igualdad y la esclavitud a la
libertad.
1)
Control del poder del Estado Para establecer el socialismo, la clase
trabajadora de todo el mundo debe hacerse del control de los poderes
del gobierno por medio de la organización política. Es en virtud de
su control del poder del Estado que la clase capitalista puede
perpetuar su sistema. En una sociedad capitalista moderna y
desarrollada al extremo la única manera de arrancar de manos de la
clase capitalista la propiedad y el control de los medios de
producción consiste en empezar por quitarle su control del Estado;
tal será la condición previa para convertir el Estado de un poder
coercitivo en un brazo administrativo de la comunidad. El Partido
Socialista Mundial, por lo tanto, aboga por el voto como medio de
abolir el capitalismo y establecer el socialismo, ya que el
socialismo sólo puede establecerse democráticamente: los medios no
pueden separarse de los fines.
•
Estoy de acuerdo.
•No
estoy de acuerdo.
Por
qué pienso así:
2)
Reformas y Reformismo La sociedad capitalista actual, aun cuando sea
“reparada” y reformada, por su naturaleza misma no puede
funcionar en interés de la mayoría de la población del mundo de
hoy. Las reformas nunca pueden alterar la relación de explotación
básica del trabajo asalariado con el capital, o sea la producción
para obtener una ganancia. El capitalismo nunca podría subsistir sin
explotación ni búsqueda de ganancias. Cualesquiera que sean las
intenciones de los reformistas, los socialistas reconocen la
futilidad de sus esfuerzos y enfocan su trabajo sólo a la abolición
completa del capitalismo. El Partido Socialista Mundial no lucha por
reformar el capitalismo: sólo por el socialismo.
•
Estoy de acuerdo.
•No
estoy de acuerdo.
Por
qué pienso así::
3)
Los partidos reformistas El Partido Socialista Mundial se opone a
todos los partidos u organizaciones que no desean el logro del
Socialismo mundial. No podemos sino estar en contra de esos partidos
que de una u otra manera apoyan el sistema presente. Nuestro
propósito principal es hacer socialistas, no defender el uso del
voto para tan sólo por algo que se aproxime al socialismo.
•
Estoy de acuerdo.
•No
estoy de acuerdo.
Por
qué pienso así:
4)
Capitalismo de Estado Las varias formas de llamados gobiernos
“comunistas” (como el de la antigua Unión Soviética, China,
Cuba, etc.), y los gobiernos “socialistas” (como los que se
encuentran en Europa) no fueron y no son socialismo. “Gobierno
socialista” es un oxímoron (es decir, algo contradictorio en sí
mismo) de primer orden. Todos los estados, del pasado y del presente,
que se han llamado a sí mismos socialistas no son más que sistemas
en que el estado mantiene en diversos grados el control de los medios
de producción. Justifican su existencia con la noción errónea de
que el estado es algo así como una extensión del poder de la clase
laboral. En esos países, como en Estados Unidos, los bienes y los
servicios no fueron y no son producidos ante todo para el uso.
Además. Además, la nacionalización y la “propiedad”
gubernamental de la industria no alteran en lo fundamental la
relación de trabajo asalariado y capital. La clase burocrática que
controla esta forma del estado sigue siendo una clase parasitaria que
se alimenta de la plusvalía producida por el trabajo del obrero.
•
Estoy de acuerdo.
•No
estoy de acuerdo.
Por
qué pienso así:
5)
El trabajo organizado El sindicalismo es meramente la institución
mediante la cual los trabajadores asalariados y a sueldo tratan por
diversos medios de vender sus capacidades de trabajar al mejor precio
posible y de mejorar sus condiciones de trabajo. De ahí que no sea
el mejor instrumento para terminar con el conflicto de clases. Los
sindicatos deben trabajar en el marco del capitalismo y, por lo
tanto, su eficacia es muy limitada. No pueden alterar la relación
fundamental entre el trabajo asalariado y el capital. Lo mejor será
que los obreros luchen por abolir también el empleo.
•
Estoy de acuerdo.
•No
estoy de acuerdo.
Por
qué pienso así:
6)
El liderazgo El Partido Socialista Mundial rechaza la teoría
política del liderazgo. Ni los “grandes” hombres ni las
señaladas por ellas mismas como “vanguardias” pueden acortar ni
un sólo día la implantación del socialismo. La emancipación de la
clase obrera tiene que ser obra de la propia clase obrera. Educadores
que expliquen el socialismo, ¡sí! Que la administración cumpla con
la voluntad de la mayoría, ¡sí! Pero líderes o vanguardias,
¡nunca!
•
Estoy de acuerdo.
•No
estoy de acuerdo.
Por
qué pienso así:
7)
El materialismo histórico El punto de vista socialista se funda
sólidamente en la concepción materialista de la historia, un modo
de ver la vida que se concentra en la forma como las comunidades
satisfacen sus necesidades de supervivencia reales, produciendo lo
que necesitan para vivir (en otras palabras, sus sistemas
económicos). De este proceso el cerebro humano forma sus ideas, que
terminan por ejercer su propia influencia en el ciclo, haciendo que
vaya ganando complejidad a medida que evoluciona la sociedad. Este
enfoque, conocido como materialismo histórico, es un método
científico para ayudar a entender cómo y por qué el capitalismo
hace lo que hace. Armados con esta comprensión, los socialistas se
dan cuenta de que el capitalismo nunca distribuye los productos para
la mayoría de la gente. Con otros enfoques, que carecen de este
punto de mira y pasan por alto la base de la sociedad capitalista, es
fácil errar el blanco, de modo que sus seguidores se atascarán en
vanos esfuerzos por hacer que el capitalismo trabaje para la mayoría.
•
Estoy de acuerdo.
•No
estoy de acuerdo.
Por
qué pienso así:
8)
Explicaciones sobrenaturales Los socialistas sostienen que las
explicaciones materialistas de la sociedad humana y el resto de la
naturaleza invalidan las sobrenaturales. Una perspectiva religiosa no
le impedirá necesariamente a nadie luchar por abolir el capitalismo
y sus males, y los elementos éticos de las enseñanzas religiosas
incluso pueden hacer mucha gente se percate de las injusticias de la
sociedad dividida en clases. Pero por sí solas no llevarán a
entender las causas de tales injusticias. (Muy frecuentemente, las
propias instituciones religiosas las justificarán y cometerán.) La
perspectiva del mundo socialista es en todo caso post religiosa,
porque la causa del socialismo está cimentada en testimonios
científicos. Por lo tanto, los socialistas saben que son obsoletas
las explicaciones sobrenaturales.
•
Estoy de acuerdo.
•No
estoy de acuerdo.
Por
qué pienso así:
COMENTARIOS
DEL SOLICITANTE
Por
favor amplíe sus comentarios o exprese sus reservas a las
declaraciones anteriores. Si es necesario utilice otra hoja en
blanco. Su firma, abajo, indicará que está usted de acuerdo y que
desea pertenecer al Partido Socialista Mundial. Por favor llene con
letra legible la sección siguiente. Esta información no saldrá del
PSM (EU) a no ser con la autorización del solicitante.
Firma
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Teléfono
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Ciudad,
Estado y Código, Pais
Postal
(ZIP)_________________________________
Pónganse
en contacto conmigo por correo email teléfono
___________________________________ ___________________________
Admitido
por (Sec’y)
Fecha
de admisión
Fecha
de nacimiento*
______________________________________
*Esta
información no afectará de ninguna manera las posibilidades de
admisión del solicitante; sólo se le pide para facilitar la
interacción con él o con ella. El Partido Socialista Mundial se
reserva el derecho de realizar una entrevista con el
solicitante
Movimiento
Socialista Mundial
Posted by Movimiento Socialista Mundial at 11:39 PM No comments:
Constitucion del Partido Socialista
Constitución
del Partido Socialista
Objetivo
y Principios
Reglamento
1 Los objetivos y principios del Partido son los
siguientes:
Objetivo:
El
establecimiento de un sistema de sociedad basado en la posesión
común y control democrático de los medios e instrumentos de
producción de las riquezas para el interés y el bienestar de toda
la sociedad.
Declaración
de Principios
El
Partido Socialista declara
1
La presente sociedad está basada en la posesión de los medios de
vida (tales como tierra, medios de transportación, factorías,
etc.,) en las manos de la clase capitalista, y por consecuencia la
esclavización de la clase obrera, la cual es la productora de todos
los bienes.
2
En esta sociedad, por lo tanto, existe un antagonismo de intereses,
el cual se manifiesta entre los que poseen, pero no producen nada, y
los que producen y no poseen nada.
3
Este antagonismo puede ser abolido solamente por medio de la
emancipación de la clase obrera de la dominación de la clase
dominante, por medio de la conversión en propiedad común de todos
los medios de producción, y distribución, y el control democrático
por la mayoría de los seres humanos.
4
En este orden de la evolución social la clase trabajadora es la
última clase para lograr su libertad, la emancipación de la clase
obrera traerá consiga la emancipación de toda la humanidad, sin
distinción de razas, o de sexos
5
Esta emancipación solamente podrá ser lograda por medio del
esfuerzo de la propia clase trabajadora
6
La maquinaria de gobierno incluyendo las fuerzas armadas de la
nación, solamente existen para conservar el monopolio de la clase
capitalista, la cual toma de la clase trabajadora todas las riquezas,
la clase obrera debe organizarse conscientemente y políticamente
para la conquista de los poderes del gobierno para que esta
maquinaria incluyendo las fuerzas armadas puedan ser convertidas de
instrumentos de opresión en agentes de emancipación y para el
derrocamiento de los privilegios plutocráticos
7
Como todos los partidos políticos son solo representantes de los
intereses de la clase dominante, así también los intereses de la
clase obrera son diametralmente opuestos a todos los sectores de la
clase burguesa, el partido que busca la emancipación de la clase
obrera también debe ser hostil a los demás partidos políticos
8
El Partido Socialista entra a el campo de la lucha política
determinado a librar una guerra con todos los demás partidos
políticos de la clase dominante, y hace un llamado a todos los
miembros de la clase trabajadora a que apoyen estos principios hasta
el final, y que sirvan para la finalización de este sistema el cual
los priva del fruto de su trabajo, y que la pobreza sea reemplazada
por la prosperidad, los privilegios por la igualdad, y la esclavitud
por la libertad
Posted by Movimiento Socialista Mundial at 11:18 PM No comments:
Lenin teorico del nacionalismo
Comentario:
Articulo escrito por el Movimiento Socialist Mundial. La teoria de
Lenin sobre el Imperialismo, y su panfleto titulado El Imperialismo
Fase Superior del Capitalismo, no es mas que nacionalismo burgues
encubierto con fraseologia socialista-comunista, de por si, el
imperialismo no es superior a el capitalismo. El concepto de
explotacion no esta determinado por el salario nominal sino que es en
base a la tasa de plusvalia
Lenin,
teórico del Nacionalismo
La
mismísima noción de Lenin, de que “el imperialismo es la etapa
más alta del capitalismo”, supone que una nación explota a otra,
requiriendo así para la nación sometida, un movimiento de
“liberación nacional” que llevaría a las clases trabajadoras de
dos distintos países al juego de masacrarse mutuamente.
Sabemos
que, históricamente, salvo que una clase en particular monopolice
los medios de producción y distribución, y obligue al resto del
pueblo a vender su fuerza de trabajo, la producción capitalista no
es posible. La propiedad privada es monopólica. En combinación con
la división del trabajo, es la base de la producción de mercancías,
así como del intercambio, del dinero, del mercado, etc.
Pero
para Lenin, “monopolio” no era este monopolio de clase, sino la
mera concentración y centralización del capital. De acuerdo a Marx,
la existencia misma de la sociedad capitalista involucra tanto
monopolio (en este sentido) como competencia, lo que invalida la
suposición de Lenin de que un monopolio tal es sólo un aspecto del
“imperialismo”.
“En
la vida económica del presente, encontramos no sólo competencia y
monopolio, sino además su síntesis, la cual no es una fórmula,
sino un movimiento. El monopolio produce competencia; la competencia,
monopolio”. (Carta a Annekov, 28 de diciembre de 1846)
La
naturaleza básica del capital permanece siempre idéntica, tanto en
forma desarrollada como en forma no desarrollada –producción para
el beneficio (por ejemplo, la porción de trabajo no pagada). El
aspecto definitorio de la producción capitalista es que se basa en
el trabajo asalariado. El salario presupone al capital, y viceversa.
También aquí, Lenin falló en comprender por qué distintos niveles
de salarios prevalecen en diferentes países. Según él, los
salarios son más altos en los países imperialistas, ya que allí
los capitalistas sobornan a los trabajadores, a partir de los
superbeneficios que reciben de la explotación de los países
subyugados.
Marx
tenía una explicación bastante distinta respecto de por qué los
salarios eran más altos en esos países. Tanto la productividad como
la tasa de explotación (la proporción entre trabajo pagado y no
pagado) eran mayores allí:
“Cuando
más productivo es un país en relación a otro, en el mercado
mundial, más altos serán los salarios comparados con los del otro.
En Inglaterra, no sólo los salarios nominales sino (además) los
salarios reales son más elevados que en el continente. El trabajador
come más carne, satisface más necesidades. Esto, sin embargo, se
aplica sólo al trabajador industrial, y no al trabajador agrícola.
Pero, en proporción a la productividad de los trabajadores ingleses,
sus salarios no son más altos (que los salarios pagados en otros
países).” (Teoría de la plusvalía, parte 2, páginas 16-17.)
Un
nivel bajo de salarios no hace a un país menos capitalista que otro:
“Los distintos estados de los diferentes países civilizados, a
pesar de la heterogénea diversidad de formas, tienen todos esto en
común, están basados en la sociedad burguesa moderna, sólo más o
menos capitalistamente desarrollada.” (Crítica al Programa de
Gotha, 1875.)
Para
ser capitalista, un país no precisa ser tan industrial y
comercialmente desarrollado como los Estados Unidos, Gran Bretaña o
Alemania. Ni es necesario que todos y cada uno de los distritos de
cada país capitalista deba ser tan desarrollado como el Ruhr en
Alemania, o Sheffield y Birmingham en Inglaterra. El requerimiento
básico es que el sistema productivo del país esté dirigido de un
modo capitalista (por ejemplo, basado en empleadores y empleados). Un
país puede estar altamente industrializado, o desarrollado en su
agricultura, o ser el proveedor principal de materia prima para la
industria, o lo que sea. Esto sucede debido a la división del
trabajo entre los distintos países capitalistas. De modo que una
“nación” no puede explotar a otra “nación”. Los
trabajadores son en todo el mundo explotados por la clase capitalista
mundial.
Lo
absurdo de la teoría leninista puede probarse por un vivo ejemplo
sobre la vida de un trabajador en nuestro subcontinente indio.
Supongamos que tiene 70 años, y es en la actualidad, ciudadano de la
autodenominada Bangladesh independiente. Fue súbdito de Pakistán, y
anteriormente del Imperio Británico. Según la teoría de Lenin, fue
sojuzgado por los “Imperialistas Británicos” hasta 1947, y luego
por los “Imperialistas Pakistaníes” hasta 1972. ¿En la
actualidad por quién? Y con todo, a lo largo de todos esos años
siguió siendo un esclavo asalariado, no libre, aunque sus amos y su
nacionalidad hayan cambiado. ¡Qué propuesta ridícula es la teoría
de Lenin!
La
teoría de Lenin sobre el imperialismo falla en captar la naturaleza
mundial de la sociedad capitalista, enfrentando la clase trabajadora
de los países subdesarrollados a la de los países desarrollados.
Lleva a mantener el interés nacional en contra del interés de
clase, lo cual va en detrimento de la clase trabajadora mundial y su
emancipación.
Es
ahora absolutamente claro que, así como el capitalismo es un
fenómeno universal y cosmopolita, también lo es la clase
trabajadora. La clase trabajadora no puede emanciparse
nacionalmente.
Marx,
en su discurso inaugural en la Asociación Internacional de
Trabajadores, en 1864, denunciaba “una política exterior en pos de
planes criminales, explotando los prejuicios nacionales, derrochando
en guerras piratas, la sangre y la riqueza del pueblo”. Pero esto
es precisamente lo que Lenin y sus herederos practicaron en la URSS,
Europa Oriental, China, Cuba, etc., desde 1917 en adelante. Numerosos
tratados secretos y no secretos, guerras y proclamas, realizadas por
los autodenominados países socialistas, testifican esto.
Que
“la emancipación del trabajo no es una cuestión local ni
nacional, sino un problema social, que abarca a todos los países en
los cuales existe una sociedad moderna, dependiendo para su solución,
del acuerdo, práctico y teórico, de los países más avanzados”
(Reglas de la AIT) debieran ser el principio que guíe a la clase
trabajadora del mundo.
(Socialist
Standard, mayo
Posted by Movimiento Socialista Mundial at 11:16 PM No comments:
Posesion Estatal versus Posesion Comun
Muchas
personas confunden posesión y control estatal con posesión y
control democrático.
El
estado es un cuerpo coercitivo que limita las libertades de los seres
humanos (la clase trabajadora) la cual trabaja para vivir y no posee
ni controla la sociedad
El
estado asegura que la posesión y el control de los medios de
producción permanezcan en las manos de una minoría (los
capitalistas) y que la mayoría continué produciendo las riquezas
para esa minoría
El
estado guía las fuerzas económicas y militares de la nación para
proteger los intereses económicos de la clase capitalista de la
clase trabajadora de esa nación, y de la clase capitalista de otras
naciones
El
estado bajo todos los intentos y propósitos funciona como una
agencia de protección de la clase capitalista a la cual le
sirve.
El
estado también adjudica el inevitable altercado entre sectores de la
clase capitalista en la nación.
La
posesión estatal (expropiación estatal) es una manera de asegurar
industrias y cuestiones críticas funciona en intereses para la
entera clase capitalista, en vez de pequeños sectores de esa clase.
La posesión estatal no trabaja para los intereses de la clase
trabajadora
Socialismo
significa el fin del estado. El estado no tendrá ninguna función ni
propósitos para dirigir la producción para las necesidades en vez
de las ganancias
Cuando
el Partido Socialista habla sobre posesión común, esto significa
que es posesión común de los medios de producción
En
otras palabra, lo común, no posesión Estatal de los recursos
naturales, y de las facilidades usadas para procesar estos recursos
incluyendo las factorías, molinos, medios de transportación,
tiendas, etc, etc,
Posesión
común no quiere decir que alguien lo va a depravar de sus zapatos,
su televisión, sus pertenencias personales y que lo van a sacar de
su casa.
Socialismo
no es la posesión común del consumo, las cosas que usted usa en su
vida personal, sino aquellas cosas que tienen capacidad de producir
para la sociedad
Posesión
común significa el fin de la pobreza y el comienzo de la verdadera
libertad
El
socialismo sera una sociedad de producción voluntaria y la
distribución de las riquezas basado en el principio de cada quien de
acuerdo a su necesidad.
Cuando
los partidos comunistas hablan sobre socialismo ellos se refieren a
posesión Estatal, lo cual se conoce como capitalismo de
estado
Ellos
quieren decir que un estado benevolente ( corrido por ellos )
poseyendo todo, o todas las empresas podría poner a el capitalismo a
funcionar para los intereses de la clase trabajadora
Estos
intentos han sido tratados ya varias veces repetidamente y no
funcionan para los intereses de la clase trabajadora, y no es
socialismo, ni posesión común de los medios y los instrumentos de
producción
Partido
Socialista
Posted by Movimiento Socialista Mundial at 11:08 PM No comments:
¿Nación
o Clase?
Sunday,
July 27, 2008
El
nacionalismo ha sido siempre uno de los grandes venenos para la clase
trabajadora. Ha servido para dividir a los trabajadores entre
distintos estados nacionales, no sólo de modo literal, sino
ideológicamente. Hoy en día, probablemente sea justo decir que una
mayoría de los trabajadores –en mayor o menor medida- se alinean a
nivel doméstico con sus respectivas clases dominantes. Después de
todo, la ideología del nacionalismo significa, en ultima instancia,
que trabajadores y capitalistas que viven en un área geográfica
particular, deben tener un interés común.
Así
como en la mayoría de los mitos, hay algo de verdad en esto.
Normalmente, un lenguaje común es compartido, y, de modo
superficial, por lo menos, una “cultura” en común puede ser
definida (por ejemplo el “British Way of Life”). Sin embargo, si
uno investiga un poco más profundamente, un análisis tal no puede
sostenerse. Los socialistas argumentamos que la sociedad mundial
puede partirse entre dos grandes clases: capitalistas y trabajadores.
Más allá de que muchos trabajadores encuentren difícil el
comunicarse, y de entenderse los unos a los otros a raíz de las
barreras idiomáticas o culturales, esto no altera el hecho de que
todos son parte de una masa global explotada, que tiene más en común
el uno con el otro, que con sus jefes nativos.
Un
popular mito respecto del nacionalismo, es que él es sinónimo de
fascismo. Esta es una peligrosa ilusión. El fascismo es la forma más
degenerada del nacionalismo, pero cualquier clase de patriotismo, por
más que sea de la más inocua, puede definirse como anti-clase
obrera. Esto abarca desde el Partido Conservador hasta los
Trotskystas, que se sienten obligados a defender a naciones pequeñas
(por ejemplo, a Irak, en contra de poderosos como Estados
Unidos.)
Todo
lo cual nos lleva amablemente a la Copa del Mundo. Muchos socialistas
juegan y miran fútbol, pero es una vergüenza que el nacionalismo
(ya sea duro o moderado) contamine lo que debería ser un evento
maravilloso. Por cierto, el “nacionalismo atlético” tiene un
valor tremendo para la clase capitalista, dado que hace socialmente
aceptable ser partidario de tu país. No sólo desvía la mente de
los trabajadores de los problemas que los rodean, sino que permite a
los políticos cosechar los frutos de cualquier factor de “sentirse
bien” que surja de un buen conjunto de resultados.
Posted by Movimiento Socialista Mundial at 9:49 PM No comments:
Friday,
September 5, 2008
La
guerra en Georgia parece que ha terminado. Todavía no está claro
cómo se inició esta guerra . La primera gran acción militar de
Georgia fue el bombardeo de Tskhinval, pero, algunos afirman que esta
era una respuesta a la escalada de baja intensidad en la lucha contra
las aldeas de Osetia del Sur que ha estado sucediendo durante muchos
años. En cualquier caso, el ataque efectuado por el gobierno de
Georgia en Osetia del Sur dio a Rusia una oportunidad de oro para
perseguir sus propios objetivos bajo el disfraz de una intervención
humanitaria (véase el articulo mes anterior bajo ” Material World”
de la revista “Socialist Standard”).
En
general, ambas partes han sobresalido en la hipocresía. Rusia como
protector de los países pequeños – después de Chechenia? Los
Estados Unidos como el paladín de la soberanía nacional contra la
agresión extranjera – después de Iraq? Y sin embargo, siempre
existen personas dispuestas a tomar en serio tales insolencias , o
pretensiones.
Tres
niveles
El
contexto de la guerra debe ser entendida en tres niveles:
Nivel
1: la lucha dentro de Georgia por el control de territorio, librada
por motivos étnicos, mini-estados (Georgia, Abjasia, Osset).
Nivel
2: el enfrentamiento entre Georgia y Rusia.
Nivel
3: la renovación como gran potencia de parte de Rusia, el
enfrentamiento entre Rusia y Occidente, especialmente entre Rusia y
los EE.UU.
Occidente
en su propaganda insiste en el Nivel 2, considerando a Rusia como
agresor y a Georgia como víctima, al mismo tiempo ocultando su
propio papel en este conflicto.. Rusia insiste en hacer su propia
propaganda en el Nivel 1, considerando a Georgia como el agresor, y
Abjasios y Ossets como víctimas, y también en el nivel 3,
considerando a los EE.UU. y sus aliados como agresores, y Rusia como
la víctima de ellos.
Sólo
si nos enfocamos en el Nivel 3 no podríamos entender cuales son los
propósitos de esta guerra
Reclamando
una esfera de influencia
Los
gobernantes de las grandes potencias a menudo consideran las zonas
fuera de sus fronteras immediatas como parte legitima de sus “esfera
de influencia.” así, los EE.UU. consideran a Centroamérica y el
Caribe como su “patio trasero”, mientras que Rusia se refiere a
otras partes de la ex Unión Soviética como su ” cerca en el
extranjero”. “Ellos están interesados sobre todo para evitar los
vínculos militares entre potencias externas y los estados en su
esfera de influencia. Recordemos la crisis de los misiles cubanos de
1962.
Después
de un período de debilidad, Rusia reclama ser una gran potencia, y
la vez quiere reclamar su propia esfera de influencia. En el terreno
militar, los objetivos principales son prevenir Georgia y Ucrania de
incorporarse a la OTAN y bloquear el despliegue del sistemas de
misiles antibalísticos en Polonia y la República Checa. Además,
Rusia no permitirá que Estados post-soviéticos quieran cooperar con
los EE.UU. en cualquier ataque en contra de Irán.
La
operación militar Rusa ha tenido éxito, manteniendo a Georgia fuera
de la OTAN en el futuro previsible: se ha puesto de manifiesto los
riesgos que entraña, y varios de los actuales Estados miembros de
Europa no están dispuestos a tomar esos riesgos. Otra meta de Rusia
– aún no ha sido logrado – y es derrocar a Saakashvili, que es
justamente considerado como un cliente americano. (La “revolución
de las rosas” que le llevó al poder en 2003 fue financiado por el
gobierno de los EE.UU., a través de organismos como el National
Endowment for Democracy.)
Clases
dominante de Occidente profundamente dividida sobre el conflicto
Ruso
Sería
un error interpretar incluso la reacción automática y el apoyo de
los medios de comunicación americanos para Georgia como un indicio
inequívoco de apoyo. Los EE.UU. y sus aliados (con Israel juega un
importante papel) crearon las condiciones para la guerra mediante el
fomento de su aliado armando y entrenando sus fuerza militares. Sin
embargo, parece que Saakashvili inició las hostilidades importantes
por su propia iniciativa, sin solicitar la aprobación previa de
Bush, que estaba disfrutando de los Juegos Olímpicos en ese momento.
Esto, evidentemente, ha causado cierta molestia. Los EE.UU. le negó
el apoyo práctico con el que contaba. Al igual que muchos ambiciosos
e inexpertos políticos antes de él, se le fueron las manos
Debemos
tener en cuenta que la clase dominante occidental está profundamente
dividido en relación con la política hacia Rusia. Algunas fuerzas,
especialmente en los EE.UU., están disgustados que Rusia ya no está
subordinado a la occidental y la consideran una vez más como un
adversario. Otras fuerzas tienen una opinión más realista de los
cambios en el equilibrio de poder mundial, se resisten a crear
demasiados enemigos y crear frentes de guerras a la vez, y quieren
mantener una relación de cooperación con Rusia. Estas fuerzas son
particularmente fuertes en los países de Europa Occidental que
dependen del gas ruso.
No
vale la pena la guerra con Rusia
La
opinión predominante entre nuestros amos , afortunadamente es, que
no tienen intereses en juego en Georgia para ariesgarse a una guerra
con Rusia. Tienen un solo importante interés económico en Georgia,
que son los gasductos que conectan el petróleo del Caspias, con el
gas de Turquía en la costa mediterránea (Bakú – Ceyhan), que pasan
por el sur del país. Es significativo que, aunque Rusia bombardeo
numerosos y valiosos bienes en Georgia se tomó el cuidado de no
bombardear esas tuberías. Tal vez en secreto se les dio garantías
de que las tuberías no sería dañada.
Los
gobernantes de Rusia no tienen realmente demasiado intereses
económico vitales (en oposición a estratégicos ) en Georgia.
Abjasia ha sido durante mucho tiempo su lugar favorito de vacaciones
y todavía tiene un gran potencial turístico. La parte oeste de
Georgia es una fuente tradicional de, té, tabaco, nueces y
cítricos.
La
responsabilidad compartida
Nuestros
corazones están con los muchos miles de personas de la clase
trabajadora que han soportado el peso del sufrimiento en esta guerra,
como lo hacen, y lo han hecho en todas las guerras – cubriendose
aterrorizados en los sótanos mientras los escombros de los edificios
quemado caian encima de ellos provocandole la muerte, tediosas
caminata a lo largo de las carreteras, ya cansados, con hambre, y sed
producida por el calor del verano…
Sin
embargo, también tenemos que decir algo que podría sonar
descorazonador dadas las circunstancias. La mayoría de estas
personas, que son simples trabajadores, los adults entre ellos –
comparten la responsabilidad de esta difícil situación actual.
debido a que fueron ellos los que les dieron apoyo y votaron a favor
de los políticos que ordenaron el bombardeo, las barricadas, y el
fuego de artilleria , La mayoría de ellos, al parecer, todavía
están dispuestos a darle apoyo y votar por los mismos políticos.
rque todavía creen que la ubicación de las fronteras nacionales
importan más, infinitamente más, que sus propias vidas, o las vidas
de sus hijos, ven como su enemigo a los demas trabajadores como
ellos, que resultan ser de diferentes ascendencias nacionales y
hablan un idioma diferente. Mientras sigan persistiendo estas ideas,
las cuales han persistido por un largo periodo, es muy seguro que
esta no sera la ultima guerra
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Labels: Socialismo
Utopia socialista, Proyecto realizable o sueno inaccesible ?
Utopía
Socialista: ¿Proyecto Realizable O Sueño Inaccesible?
Sunday,
May 31, 2009
El
término utopía encuentra su origen en una novela de Tomás Moro, un
lejano precursor inglés del socialismo. Esa obra, publicada en el
año 1518, fue escrita en reacción a la miseria que reinaba en los
grandes centros urbanos de Inglaterra entre los campesinos echados de
sus tierras por el desarrollo de la gran propiedad agrícola y por
los progresos de la naciente industria textil. Describe
detalladamente la vida en una isla imaginaria e “idílica” (pero
con una organización estrictamente jerarquizada, apoyada en la
explotación de los esclavos para las tareas más ingratas) que
ignora la existencia de la propiedad privada.
En
el transcurso de los siglos que siguieron, numerosos autores se
ejercitaron en imaginar “mundos mejores” entre los que Anton
Francesco Doni (Mundo cuerdo, mundo loco, 1552), Tommasso Campanella
(La Ciudad del Sol, 1602), Francis Beacon (La Nueva Atlántida,
1623), James Harrington (La República de Oceana, 1656), Dyonisius de
Vairas d’Alais (Historia de los Sevarambos,1677), Morelly (Náufrago
de las islas flotantes o Basiliada del célebre Pilpai, 1753),
Etienne Cabet (Viaje y aventuras de Lord Carisdall en Icaria, 1840),
Edward Bellamy (Cien años más tarde o el año 2000, 1888), William
Morris (Noticias de ninguna parte, 1891), Anatole France (La sociedad
comunista) no son más que algunos entre tantos otros.
A
principios del siglo XIX, algunos pensadores (los franceses
Claude-Henri de Saint-Simon [1760-1825], François-Marie-Charles
Fourier [1772-1837] y Étienne Cabet [1788-1856], los ingleses
William Godwin [1756-1836] y Robert Owen [1771-1859], el alemán
Wilhelm Weitling [1808-1871] que, si bien emitían una crítica
generalmente acertada del orden social de su tiempo y eran
conscientes de que la felicidad de los hombres no se podía alcanzar
en una sociedad en la que imperaba una implacable lucha de
competencia, fueron llamados posteriormente socialistas utópicos por
ser partidarios de la colaboración de clases, pues, por una parte,
“no concedían a la lucha de clases sino una importancia
secundaria, o, más bien, no creían en ella. Se daban perfectamente
cuenta de que varias categorías sociales estaban en presencia – el
Babuvismo lo había proclamado en términos precisos – pero no se
imaginaban que el proletariado y la burguesía debieran ser,
necesariamente, fuerzas antagónicas. Suponían, por el contrario,
que estas fuerzas podrían unirse para barrer con los nuevos
privilegios o con lo que quedaba de los antiguos, y para preparar una
sociedad de fraternidad y de justicia.” (Paul Louis, Ideas
esenciales del Socialismo, Editorial Luz, Santiago de Chile, 1933, p.
31), y, por otra parte, creían que esa “sociedad de fraternidad y
de justicia” se podría alcanzar propagando la “verdad” entre
todos los hombres, y haciendo un llamado a la generosidad de ricos
filántropos para establecer colonias-modelos organizadas según las
reglas “harmónicas” que ellos propugnaban.
Desde
luego, varios intentos de colonias “comunistas”, de islas de
socialismo en el mar del capitalismo, fueron llevados a cabo a lo
largo del siglo XIX en Europa, pero sobre todo en América del Norte,
aunque también se realizaron algunas experiencias en América del
Sur. Los propios Cabet, Owen y Weitling establecieron colonias en
Estados Unidos… pero, tarde o temprano, todos fracasaron, pues, por
una parte, decidieron mantenerse tercamente fieles a sus proyectos
originales, fomentando peleas sobre los más nimios detalles, y por
otra parte, la “experiencia demuestra que allí donde los
socialistas han fundado colonias comunistas basadas sobre la
producción de los artesanos y de los labradores, la necesidad
irresistible de llegar a la propiedad privada de los medios de
producción prevalecía, tarde ó temprano, sobre el entusiasmo
socialista que había creado la colonia, cuando influencias externas
no contribuían á estrechar los lazos de la asociación comunista,
por ejemplo, la vida de los colonos en medio de un pueblo hostil, de
lengua y religión diferentes.” (Carlos Kautsky, La doctrina
socialista (Respuesta a la crítica de Ed. Bernstein), Editorial
Librería de Francisco Beltrán, Madrid, 1910, p. 113).
Hoy
en día, se considera generalmente que una utopía es un sueño
ilusorio que no toma en cuenta las presiones de la realidad. Para los
que se niegan a ver más allá de sus narices, o para los que tienen
un interés en la conservación del orden social actual, cualquier
proyecto, susceptible de cuestionar la posición social, los
privilegios y los intereses económicos de la minoría capitalista,
sólo puede ser obra de soñadores, simpáticos en el mejor de los
casos o peligrosos en el peor. No cabe duda de que es así cómo
fueron considerados los que, antes de la toma de la Bastilla o del
derrocamiento del último zar, querían acabar con la servidumbre,
los privilegios feudales y la influencia de la religión, o los que,
antes de la caída del Muro de Berlín, soñaban con suprimir el
gulag y la dictadura del partido único. El “peligroso” Tomás
Moro, recordémoslo, fue decapitado en 1535 por Enrique VIII.
Los
socialistas son de esa clase de utopistas. Conscientes de que, en
todo deseo de cambio, hay una parte de utopía, y convencidos de que
el capitalismo no tiene por qué ser más “eterno” que el
feudalismo o que las sociedades esclavistas antiguas, su utopía es
el motor de su actividad, como fue el de los revolucionarios
burgueses del siglo XVIII. Es la cristalización de su sueño en un
futuro mejor que, así lo esperan, algún día se convertirá en
realidad.
Pero,
para que un día ese sueño se realice, para que el capitalismo deje
de ser considerado como “el fin de la historia” y que el
socialismo pierda su carácter utópico, dos condiciones son
necesarias: 1° un desarrollo suficiente de las fuerzas de
producción, que permita, en el momento del advenimiento de la nueva
sociedad, no la repartición de la miseria sino la satisfacción de
las necesidades de la población; 2° una clase social mayoritaria,
consciente de su interés, enterada de su situación de subordinación
a los intereses económicos y a las imposiciones de una minoría
poseedora y deseosa de acabar con ellas.
Evidentemente,
la primera de esas condiciones está ya realizada. Los progresos
gigantescos realizados por el capitalismo mismo, el uso de máquinas
cada vez más eficientes, la “revolución” informática, etc. son
algunas de tantas pruebas de que los medios están ahí para
erradicar los problemas que, hace algunas décadas apenas, nos
parecían aún insuperables. Así, el hambre en el tercer mundo o la
escasez de viviendas en los países ricos, por ejemplo, no son las
consecuencias de cualquier atraso técnico o el efecto de un supuesto
excedente de población, sino la de la lógica del provecho,
inherente al sistema capitalista. Los informes anuales de la
Organización para la alimentación y la agricultura (OAA/FAO) de las
Naciones Unidas nos recuerdan con regularidad que la producción
alimenticia mundial actual es ya de sobras suficiente para satisfacer
la demanda mundial. En realidad, el hambre es la consecuencia de la
pobreza: millones de personas mueren de hambre cada año porque no
tienen los medios de comprar una comida que, por otra parte, es
destruida en los países ricos para mantener la tasa de beneficio de
las empresas productoras.
Lo
que impide la realización del socialismo es simplemente el hecho de
que la segunda condición está sólo parcialmente cumplida. Los
asalariados y sus familias forman bien la inmensa mayoría de la
población. Son efectivamente ellos los que llevan a cabo todas las
tareas necesarias al buen funcionamiento de la sociedad, fabricando,
reparando, administrando, transportando y distribuyendo todos los
bienes y servicios que necesitamos. Pero, permanentemente
acondicionados desde su más tierna edad por la escuela, los medios
de comunicación de masa, la familia, etc., viven con la idea que le
mundo actual es “natural” y “perenne”.
Sin
embargo, el día en que los trabajadores asalariados tomen conciencia
de sus intereses comunes y de las posibilidades que se ofrecen a
ellos si pusieran término a las divisiones artificiales y a la
atomización que los debilitan (y fortalecen a sus amos), el día que
comprendan la necesidad de abolir un sistema – el capitalismo – que,
por definición, sólo puede funcionar en beneficio de los
capitalistas, ese sistema perderá su carácter “eterno” y el
socialismo su aspecto utópico.
A
pesar del sinfín de problemas creados por el capitalismo, ese día
aún no ha llegado. Pero el fracaso de todas las reformas intentadas
para “humanizar” este sistema nos induce a pensar que el utopista
no es el que, conciente de ese fracaso, desea instaurar un tipo de
sociedad que aún no existe (el capitalismo, después de todo, no
siempre ha existido), sino el que sueña con reformar, en el interés
general, un sistema que, por su organización misma (apropiación por
la minoría capitalista de los medios de existencia de la sociedad,
producción de las riquezas sociales en el provecho exclusivo de esa
minoría poseedora, defensa de esa propiedad por la ley y la fuerza
del Estado), sólo puede funcionar en el interés de esa minoría.
El
despotismo empresarial, el desempleo para unos, la precariedad y el
chantaje al paro para otros, el estrés y la inseguridad en los
países ricos, las guerras y el hambre en los demás no son males que
se puedan resolver escogiendo a los dirigentes políticos
“apropiados” o votando la ley “adecuada”. No hay gobiernos o
leyes capaces de acabar con el paro, la pobreza, la desigualdad, la
delincuencia, el hambre o la guerra, pues estos problemas existen
desde que el capitalismo existe y nunca han encontrado solución, son
males inherentes a este sistema.
Los
socialistas parten de la observación de las taras de la sociedad
actual, del análisis de sus características y de las causas de sus
disfunciones para, conscientes de la imposibilidad práctica de
terminar con ellos en el marco del sistema capitalista, proponer otro
tipo de organización económica y social. Ese proyecto de sociedad
no es una utopía en el sentido de que sería un modelo preconcebido
o un puzzle en el que cada pieza tendría un lugar predeterminado.
Esto sería contrario a la naturaleza democrática del socialismo.
Ese proyecto es una utopía en la medida en que jamás ha existido
(tanto como la democracia lo fue para los revolucionarios burgueses
del siglo XVIII), pero es una utopía que deseamos establecer a
partir de las posibilidades que nos ofrece la sociedad actual. Es un
sueño que una minoría, por interés, y una mayoría, por
ignorancia, nos impiden realizar… pero que un día, porque obramos
contra esa ignorancia, pero sobre todo, porque esa utopía es la
única solución a los problemas de la sociedad actual, todos juntos
instauraremos.
El marxismo en
contraste con el leninismo
La
teoría de Marx de la revolución socialista se basa en el principio
fundamental de que “la emancipación de la clase obrera debe ser
obra de la clase obrera misma”. Marx sostuvo este punto de vista
durante todos sus cuarenta años de actividad política socialista, y
distinguió su teoría tanto de las que invocaban a los príncipes, a
los gobernantes o a los empresarios industriales para que cambiaran
el mundo en beneficio de la clase obrera (al estilo de Roberto Owen y
Saint Simon), como de los que confiaban en la acción determinante de
la minoría ilustrada de los revolucionarios profesionales para
liberar a la clase obrera (como Buonarotti, Blanqui y Weitling).
Auto
emancipación consciente
Marx
vio que la posición social misma de la clase obrera era la de la
clase que produce la riqueza, es explotada, nada posee y se ve
forzada a luchar en contra de las condiciones capitalistas de
existencia. Puede decirse que este “movimiento” de la clase
obrera es implícitamente socialista ya que a final de cuentas se
refiere a quién debe tener el control de los medios de producción:
si la minoría capitalista o la clase obrera (es decir, la sociedad
en su conjunto). Al principio, creía Marx, el movimiento de la clase
obrera sería inconsciente y desorganizado, pero, con el tiempo, a
medida que los obreros fueran ganando experiencia en la lucha de
clases y el funcionamiento del capitalismo, se iría volviendo cada
vez más conscientemente socialista y organizado democráticamente
por los propios obreros.
Esa
comprensión del socialismo que obtendrían los trabajadores a partir
de la experiencia podría calificarse de “espontánea” en el
sentido de que no requeriría de la intervención de personas ajenas
a la clase obrera para que tuviera lugar (lo que no significa que los
no obreros no podrían tomar parte en este proceso sino que su
participación no es esencial ni decisiva). La propaganda y la
agitación socialista sí serían necesarias pero tendrían que ser
realizadas por los propios obreros cuyas ideas socialistas de habrían
derivado de una interpretación de experiencia de clase dentro del
capitalismo. El resultado final sería un movimiento independiente de
la clase obrera de mentalidad socialista y organización democrática,
dirigido a ganar el control del poder político con objeto de abolir
el capitalismo. Como Marx y Engels lo expresaron el Manifiesto
comunista, “el movimiento proletario es movimiento con consciencia
de sí mismo e independiente de la inmensa mayoría en interés de la
inmensa mayoría”.
Tal
fue la concepción que Marx tuvo del “partido de los trabajadores”.
Él no vio el partido de la clase obrera como una élite,
autonombrada, de revolucionarios profesionales, como hicieron los
Blanquistas, sino como el movimiento democrático en masa de la clase
obrera con el propósito de establecer el socialismo, la propiedad
común y el control democrático de los medios de producción.
El
punto de vista opuesto de Lenin
El
descrito en el párrafo anterior fue el punto de vista de Marx pero
no el de Lenin. Este, en su folleto Qué hace, escrito en 1901-2,
declaró:
La
historia de todos los países muestra que la clase obrera,
exclusivamente por sus propios medios, es capaz de adquirir sólo
consciencia sindical, es decir, la convicción de que es necesario
unificarse en sindicatos, combatir a los patrones y luchar por que el
gobierno apruebe la legislación laboral necesaria, etc. La teoría
del socialismo, sin embargo, nació de teorías filosóficas,
históricas y económicas elaboradas por los representantes de las
clases adineradas, los intelectuales (Foreign Languages Publishing
House edition, Moscú, pp. 50-51).
La
consciencia política de clase sólo puede llevarse a los obreros
desde fuera de la lucha económica (sin la lucha económica), desde
fuera de la esfera de relaciones entre los trabajadores y sus
patrones (cursivas de Lenin, p. 133).
El
movimiento espontáneo de la clase obrera por sí solo es incapaz de
crear algo más que el sindicalismo (al que inevitablemente crea), y
los políticos sindicalistas de la clase obrera son precisamente los
políticos burgueses de la clase obrera (pp. 159-60).
Lenin
desarrolló el argumento de que la gente que tendría que llevar la
“conciencia socialista” a la clase obrera “desde fuera”
serían los “revolucionarios profesionales”, que saldrían
principalmente de las filas de la intelligentsia de la burguesía. De
hecho, argumentó que el Partido Social-Demócrata Ruso debería ser
una “organización de revolucionarios profesionales”, que fueran
la vanguardia de la clase obrera. La tarea de este partido de
vanguardia que estaría compuesto de revolucionarios profesionales
bajo estricto control central sería la de “ponerse a la cabeza”
de la clase obrera, ofreciéndoles consignas que le sirvieran de guía
y por las cuales luchara. Es la antítesis misma de la teoría de
Marx de la auto emancipación de la clase obrera.
El
golpe bolchevique
La
implicación de la teoría de Marx de la auto emancipación de la
clase obrera es que la inmensa mayoría de la dicha clase obrera debe
empeñarse conscientemente en la revolución socialista contra el
capitalismo. “El movimiento proletario es el movimiento
independiente y consciente de sí mismo de la inmensa mayoría en
interés de la inmensa mayoría”.
El
golpe bolchevique de noviembre de 1917, realizado con el pretexto de
proteger los derechos del Congreso de los Soviets, no gozó del apoyo
de la mayoría consciente, al menos no del socialismo, aunque su
consigna de “Paz, pan y tierra” fue de gran popularidad. Por
ejemplo, las elecciones para la Asamblea constituyente, realizada
después del golpe bolchevique y así bajo el gobierno bolchevique,
les dio sólo el 25 por ciento de los votos.
John
Reed, periodistas norteamericano simpatizante de los bolcheviques,
cuyo famoso relato del golpe bolchevique, Diez días que conmovieron
el mundo, fue elogiado en un prólogo por Lenin, cita a este al
replicar a esta clase de crítica en un discurso pronunciado ante el
Congreso de los Soviets Campesinos, del 27 de noviembre de 1917.
Si
el Socialismo puede realizarse sólo cuando el desarrollo intelectual
de todo el pueblo lo permite, entonces, entonces no veremos el
Socialismo cuando menos durante los próximos quinientos años… El
partido político Socialista—es decir, la vanguardia de la clase
obrera—no debe permitirse el ser detenido por la falta de educación
del promedio de la masa, sino que debe encabezar a las masas, usando
los Soviets como órganos de la iniciativa revolucionaria…”
(cursivas y omisiones de Reed, Modern Library edition, 1960, p.
15).
Compárese
lo anterior con un pasaje del comunista utópico Weitling: “desear
esperar… hasta que todos estén ilustrados convenientemente ¡sería
abandonarlo todo! No se trata, naturalmente, de que “todos” los
trabajadores tengan que ser socialistas antes de que haya Socialismo.
Marx, al rechazar la idea de que el Socialismo podría ser
establecido por una minoría ilustrada, sólo estaba diciendo que una
mayoría suficiente de obreros tendría que ser socialista.
La
herencia de Lenin
Habiendo
tomado el poder antes de que la clase obrera (y, aun menos, el 80 por
ciento de la mayoría campesina de la población) estuviera preparada
para el Socialismo, todo lo que el gobierno socialista pudo hacer,
como Lenin lo admitió francamente, fue establecer el capitalismo de
estado en Rusia. Eso fue lo que hicieron, al mismo tiempo que
imponían su propia dictadura a la clase obrera.
Del
desdén por las capacidades intelectuales de la clase obrera nació
la afirmación de que el partido de vanguardia debería gobernar en
representación de la dicha clase obrera, incluso en contra de la
voluntad de ésta. La teoría de Lenin del partido de vanguardia se
llegó a venerar como un principio de gobierno (“el papel conductor
del Partido”) que sirvió para justificar lo que resultó la
dictadura política más prolongada de la historia.
Sigue
pendiente la emancipación de la clase obrera por sí misma, que es
por lo que abogó Marx.
(Marzo
de 1990
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Friday, May 8, 2009
Martov:
social-demócrata ruso
En
el Partido Socialista de la Gran Bretaña se recuerda a Martov
principalmente por su folleto El estado y la revolución socialista,
en que hace una lúcida demolición de El estado y la Revolución de
Lenin. El estudio de Israel Getzler (Martov: a political biography of
a Russian social democrat [Martov: biografía política de un
social-democráta ruso], Cambridge University Press, 70s) es la
primera biografía que se publica de este líder de de los
mencheviques. Si bien tiene varios defectos—de los cuales el menor
no es el irritante nacionalismo judío del autor—, es sin embargo
mejor que nada.
Al
medir la contribución de Martov al movimiento de la clase obrera, es
conveniente compararlo con Lenin, el líder de la fracción
bolchevique del Partido Social-Democráta del Trabajo, ruso. La
escisión menchevique-bolchevique de 1903 tuvo como centro principal
las diferentes concepciones de cómo se debía organizar un partido
demócrata-social. Lenin, con su actitud jacobina, deseaba (como Rosa
Luxemburgo) “la ciega subordinación de todas las organizaciones
del partido y su actividad, hasta el último detalle, a una autoridad
central que piensa y actúa sola, y decide por todos”. Martov, por
otro lado, estaba a favor de una organización que a grandes rasgos
tomaba como modelo el PSD alemán. Esta no fue una controversia entre
los socialistas—ya que ambos bandos aceptaban la necesidad de
líderes y ambos eran oportunistas, dispuestos a aliarse con los
antisocialistas, y tener su apoyo, si ello parecía políticamente
viable.
Lenin
y Martov se opusieron a la Primera Guerra Mundial, cierto; pero su
posición ante el militarismo no fue consecuente con el socialismo.
Así, pues, en la carta al Comité Central de los Bolcheviques, del
26-27 de septiembre de 1917, Lenin dice que “Sólo nuestro partido,
habiendo cosechado una victoria en un levantamiento, puede salvar a
Petrogrado, ya que si es rechazada nuestra oferta de paz, y no
obtenemos ni siquiera una tregua, entonces nos volveremos
“defensistas”, colocándonos a la cabeza de los partidos de la
guerra, seremos el partido más ‘beligerante’, y emprenderemos
una guerra de un modo verdaderamente revolucionario.” [Subrayado de
Lenin.] De modo similar Martov denunció la paz de Brest-Litovsk,
pidiendo “un llamado a filas por toda la nación”, y en un
discurso ante la sesión combinada del Comité Ejecutivo de los
Soviets, el Soviet de Moscú y los sindicatos, el 5 de mayo de 1920,
se comprometió a que su partido diera apoyo a la guerra contra
Polonia—aunque él deseaba una ‘guerra defensiva’.
Martov,
sin embargo, habló por sí mismo cuando los bolcheviques se
apoderaron del control del Estado. Como a los mencheviques no se les
permitió compartir nada del poder político ya no tuvo mucha
oportunidad de dilapidar su talento en problemas reformistas. Lejos
de eso, pudo emplear sus conocimientos marxistas para perseverar en
los esfuerzos de los bolcheviques por convencer a la clase obrera de
que estaban construyendo un sistema Socialista en el imperio ruso.
Cuando Lenin sugirió ‘el socialismo en un sólo país’:
“si
para la construcción del socialismo se requiere de cierto nivel
cultural… por qué no se nos debe permitir a nosotros empezar por
llevar por medios revolucionarios las precondiciones a ese cierto
nivel, y luego más adelante, con base en el poder del Estado de los
obreros y campesinos y el orden soviético, dar un paso adelante y
alcanzar a las demás naciones (occidentales)”.
Martov
fue capaz de regresarle a Lenin sus propias palabras, escritas en
1905:
“Declaramos
que es un agent provocateur que lucha por utilizar el poder del
estado para realización del socialismo en la Rusia atrasada.”
Del
mismo modo, cuando impusieron la pena de muerte, recordó a los
bolcheviques su antigua posición: cómo ellos habían votado a favor
de una resolución en contra de la ejecución en Congreso de la
Internacional de Copenhague en 1910 y habían protestado en contra de
la reintroducción de la pena de muerte en julio de 1917. Él acusó
a Lunacharsky:
Tú,
A. V. Lunacharsky, tu que gustabas de ponerte frente a los
trabajadores para describirles con palabras resonantes la grandeza de
las enseñanzas socialistas; tú, que levantaste los ojos al cielo,
exaltaste la hermandad de los hombres en la construcción del
socialismo; tú, que denunciaste la hipocresía de una religión
cristiana que permitía el homicidio; tú, que predicaste la religión
del socialismo proletario: tú eres tres veces mentiroso, tres veces
fariseo, cuando, en una pausa de tu embriaguez con frases baratas,
¡te volviste cómplice de Lenin y Trotsky, en la organización del
asesinato, con o sin juicio previo!
Pero,
a diferencia de la gran mayoría de los críticos de la Unión
Soviética, Martov no se limitó a atacar los rasgos desagradables
del régimen bolchevique—como el aplastamiento de la democracia y
el uso del terror. Si bien reconoció que la revolución rusa era
progresista históricamente, también reconoció su naturaleza
capitalista, a pesar del idealismo de Lenin y sus coligados. Se dio
cuenta de que los alaridos de los bolcheviques por la revolución
mundial pronto daría paso a una pasión más ferviente por
normalizar sus relaciones con el resto del mundo capitalista en
cuanto emprendieran la tarea a que se enfrenta cualquier estado
capitalista joven: el doble proceso de la industrialización y forzar
al campesinado a convertirse en una masa asalariada. Tampoco cayó en
la trampa de criticar la falta de democracia en Rusia partiendo de
bases puramente éticas o morales. En lugar de ello, hizo contrastar
la torpe y arbitraria represión dentro de la Unión Soviética con
la afirmación de los bolcheviques de que estaban avanzando hacia el
socialismo. Señaló que éste era un concepto primitivo que había
sido popular entre los socialistas utópicos del siglo XIX. El
elitismo de Babeuf, Witling, Cabet, Blanqui fue resumido por Charles
Naine:
“La
minoría que posee el conocimiento de la verdad del socialismo
científico tiene el derecho de imponerlo a la masa…
Posteriormente, es decir, después de que el orden social ha sido
trastornado enteramente por los dictadores socialistas, la libertad y
la democracia serán reconstituidas”.
Martow
adujo contra esto el argumento marxista. El socialismo, razonó, sólo
puede ser alcanzado por una clase obrera con conciencia política. Es
la experiencia de los trabajadores bajo el capitalismo lo que los
impulsa a entender la necesidad del Socialismo y este proceso es
incrementado por el grado de democracia que hayan ganado por sí
mismos. El poder dictatorial esgrimido por una minoría de
vanguardia, no importa lo sincero de sus intenciones, nunca podrá
servir de sustituto. De ese modo los trabajadores siguen siendo una
clase sometida y los dictadores, habiendo paladeado el poder,
consolidan su propio dominio.
Este
es el valor de Martov para la teoría socialista. A pesar de sus
amargas críticas a los bolcheviques, siguió sin tener una opción
real que ofrecer—de ninguna manera en términos revolucionarios,
sin compromisos, como los del Partido Socialista. Pero como otros
social-demócratas—Plejánov, Kautsky, Luxemburgo—, a pesar de
todos sus errores, hizo una contribución al cuerpo general de la
teoría marxista. A su lado, Lenin es una pálida sombra.
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Wednesday, May 6, 2009
De nuevo es tiempo de elecciones
De nuevo es tiempo de
elecciones
Cada
cierto número de años los políticos profesionales compiten por
ganar el voto de usted y a la par ganar para sí mismos una posición
acomodada, esta vez en Parlamento Europeo. Todos los partidos y
candidatos (con la excepción de los extraordinariamente raros
candidatos del Partido Socialista) ofrecen sólo cambios secundarios
al sistema presente. Tal es la razón de gane el candidato o partido
que gane no haya cambios importantes en la forma en son las cosas.
Hacen promesas que no cumplen, se definen metas a las que nunca se
llega, se seleccionan y tuercen las estadísticas.
Todos
los políticos suponen que al capitalismo es a lo único que se puede
jugar, aunque quizá critiquen los rasgos de cara su inaceptable,
como los banqueros codiciosos, o el peor de sus excesos, como las
guerras imposibles de ganar. Defienden la sociedad en que nosotros,
la mayoría de la población, debemos vender nuestra capacidad de
trabajar a la ínfima mayoría de quienes detentan la mayor parte de
la riqueza. Defienden una sociedad en que se ofrecen los trabajos
sólo si van a reportar una ganancia.
El
socialismo real
El
Partido Socialista lucha con vehemencia por una sociedad de verdad
democrática, en que la gente tome todas las decisiones que la
afectan. Esto significa una sociedad sin ricos ni pobres, sin
propietarios ni trabajadores, sin gobernantes ni gobernados, una
sociedad sin líderes ni liderados.
En
una sociedad así la gente cooperaría para utilizar todos los
recursos naturales e industriales en su propio interés. La gente
liberaría la producción de las restricciones artificiales del lucro
y establecería un sistema social en que cada persona tuviera acceso
gratuito a los beneficios de la civilización. En consecuencia, con
la sociedad socialista terminaría el comprar, el vender y el
intercambiar, y con ella también dejarían de existir las fronteras,
y la violencia y la coerción organizadas, el desperdicio, las
carencias y las guerras.
Qué
puede usted hacer
Puede
usted votar por candidatos que trabajarán dentro del sistema
capitalista y procurarán que siga funcionando. O puede usted emplear
su voto para demostrar que quiere derrumbarlo y ponerle fin a los
problemas que causa de una vez por todas.
Cuando
un número suficientemente grande de nosotros nos unamos, resueltos a
terminar con la desigualdad y las privaciones, podremos transformar
las elecciones en medio de acabar con una sociedad gobernada por una
minoría y de declararnos a favor de una sociedad de democracia real
e igualdad social.
Si
está usted de acuerdo con una sociedad de propiedad común y
democrática en la cual nadie se quede atrás y las cosas se
produzcan porque son necesarias, y no para que la empresa capitalista
las venda con ganancia, y esté usted dispuesto a unirse a nosotros
para lograrlo, entonces vote por eso, ya que no estamos en este
distrito electoral, escribiendo “SOCIALISMO MUNDIAL” en su
papeleta de voto.
Objeto:
El
establecimiento de un sistema de sociedad basada en la propiedad
común y en el control democrático de los medios de producción y
distribución de la riqueza por la comunidad entera y en interés de
la misma.
LA COOPERACION ADQUIERE SENTIDO
¿Es
usted un embaucador? ¿Es usted tramposo? ¿Es usted rencoroso? Para
el biólogo Richard Dawkins, autor de The Selfish Gene [El gene
egoísta] (1978), tales preguntas dan en el blanco de un tema de gran
importancia: ¿cuál es la estrategia conductual más eficaz para
asegurar la supervivencia desde el punto de vista evolutivo?
Por
el título de su libro, parece ser que, para Dawkins, ya de antemano
era válida la conclusión de que la selección natural tendería a
favorecer, por encima de todo, el comportamiento abusivo y
despiadadamente competitivo. Como él mismo lo dijo:
La
visión del gen egoísta se infiere de los supuestos aceptados del
neodarwinismo. Es fácil de mal interpretar pero, en cuanto se le
entiende, es difícil dudar de su verdad fundamental. La mayoría de
los organismos que han vivido no lograron convertirse en ancestros de
otros. Nosotros los que existimos somos, sin excepción,
descendientes de esa minoría dentro de la cual cada generación
logró convertirse en antecesora de la siguiente. Como todos los
animales, nosotros heredamos genes de nuestros ancestros, pues no
podríamos heredarlos de los que no lograron convertirse en tales.
Tendemos, por tanto, a poseer las cualidades que los hicieron tener
éxito en convertirse en ancestros y no las cualidades de los que
fracasaron en tal proceso. Las cualidades de los que lo lograron son,
por ejemplo, la ligereza al correr, la agudeza visual, la perfección
de su camuflaje, y—parece que no hay modo de escapar de éste—el
egoísmo inmisericorde. Los tipos simpáticos no llegaron a ser
ancestros nuestros. Por eso los organismos vivientes no heredan las
cualidades de los tipos sociables (The Listener, 17 de abril de
1986).
Sin
embargo, Dawkins recurre a lo que sea para disociarse de las
consecuencias más bien pesimistas de su punto de vista para la
sociedad. Es interesante notar que en el programa de televisión
Horizon (en el cual se basa el artículo citado) llamado “Los tipos
simpáticos terminan primero” él relató cómo, después de la
publicación de su libro, fue halagado por personas de la extrema
derecha, que vieron en su libro una apología a su creencia en un
sistema de competencia desalmada. Y, a la inversa, fue atacado por la
izquierda, y uno de sus críticos llegó al extremo de sugerir que el
efecto de El gene egoísta fue en parte culpable de la elección
posterior de Margaret Thatcher como primera ministra del Reino
Unido.
Pero
Dawkins insiste en que ambos lado mal interpretan su argumento.
Paradójicamente, la búsqueda del interés propio no es
necesariamente incompatible con ser “amable”—o sea,
“cooperativo”. Tal es la razón de que sea referido en los
círculos sociobiológicos como “altruismo recíproco”. Como el
altruismo implica el sacrificio genuino de los intereses propios, es
difícil ver cómo esto concordaría con la idea trasmitida por el
término “altruismo recíproco”, que si tu me rascas la espalda
yo rascaré la tuya y como resultado ambos saldremos beneficiados.
Sería más exacto llamarle a este fenómeno “interés propio
ilustrado” pues no interviene aquí el “sacrificio”.
Sin
embargo, para demostrar cómo podría transcurrir el proceso que
sugiere, Dawkins remite a la teoría de juegos—en particular al
juego llamado “Dilema del prisionero”:
In
la versión más simple de este juego, dos jugadores tienen que
escoger, cada cual por su parte, entre dos opciones: Cooperar o
Desertar (de aquí en adelante C y D). A diferencia del ajedrez o el
ping-pong, los jugadores no juegan alternada sino simultáneamente,
cada uno de ellos sin saber la jugada del otro. Si usted y yo jugamos
C obtenemos más (digamos $3), que si ambos jugamos D (digamos $2).
Si uno de nosotros juega C y al mismo tiempo el otro juega D, este
último obtiene la puntuación más alta posible (digamos $4) y el
que juega C obtiene la paga del bobo (digamos $1). Así, desde mi
punto de vista, el mejor resultado es que yo juegue D y usted juegue
C. Pero si yo calculo esto, y consiguientemente juego D, para usted
será igualmente posible hacer el mismo cálculo y jugar D. En este
caso los dos obtenemos sólo el pago bajo. Con sólo que ambos
jugáramos C, los dos ganaríamos el pago relativamente alto de $3.
Pero, pero si yo calculo esto y juego C a usted aún puede irle mejor
jugando D. Por tanto, el jugador racional siempre jugará D y siempre
obtendrán el pago bajo de $2. Pero—y aquí esta la paradoja y el
desquiciante dilema—cada jugador racional sabe simultáneamente
que, si sólo él y su oponente pudieran arreglárselas de algún
modo para hacer un contrato obligatorio de jugar C, a ambos les iría
mejor (Ibíd.).
Aquí
Dawkins da un ejemplo del modo como esta situación podría
presentarse en la vida real. Tómese un grupo de amigos a los cuales
les guste comer en restaurante y divídase por partes iguales entre
ellos el costo de la comida. Siempre existirá en alguno de ellos la
tentación de ordenar algo más que los otros, sabiendo que el costo
extra será compartido por todos. A la inversa, cualquiera de ellos
se dará cuenta de que si él no ordena tanto como los demás estará
subsidiando a sus amigos. Por tanto, habrá en cada uno de ellos una
tendencia interiorizada a ordenar tanto como se atrevan los demás
Lo
peor que puede ocurrir en tal situación es que alguno de ellos se
beneficiará a expensas de los demás y quizá como consecuencia los
demás se enemisten con él. Sea como sea, habrá tanto ganadores
como perdedores. Pero es posible imaginar una situación—incluso
sacando ejemplos de la vida real como la destrucción de la industria
del arenque por la pesca desmesurada en la primera parte de este
siglo—en que esta misma lógica de la competencia puede dar por
resultado que todos pierdan.
En
tal situación, nadie trata de que como consecuencia de que cada uno
ellos compita contra todos los demás todos acaben perdiendo. Están
obligados, sin embargo, y aun con pleno conocimiento del destino que
les aguarda, a continuar con las acciones mismas que harán realidad
ese destino.
Esta
situación la describió el biólogo norteamericano Garrett Hardin
como “The Tragedy of the Commons” [La tragedia de los pastos
comunales] (Science vol 162, 13 de diciembre de 1968). Según él:
La
tragedia de los pastos comunales se desarrolla de esta manera.
Describe un pastizal absolutamente público. Es de esperarse que cada
pastor trate de alimentar del pastizal común tanto ganado como sea
posible. Tal arreglo puede funcionar de modo razonablemente
satisfactorio por siglos siempre y cuando las guerras tribales, la
caza furtiva y las enfermedades mantengan las poblaciones de los
hombres y su ganado por debajo de la capacidad de sustento de la
tierra. Por último, sin embargo, llega el día de ajuste de cuentas,
esto es, el día en que se vuelve realidad la meta de la estabilidad
social. En este punto, la lógica inherente a los pastizales comunes
inexorablemente produce la tragedia.
Como
ser racional, cada pastor persigue maximizar su ganancia. Explícita
o implícitamente, más o menos conscientemente, se pregunta “¿Cuál
es para mí la utilidad de agregar un animal más a mi rebaño?”
Esta utilidad tiene un componente negativo y otro positivo.
1.
El componente positivo es una función del incremento de un animal.
Como el pastor recibe todas las ganancias de la venta del animal
añadido, la utilidad positiva se aproxima a +1.
2.
El componente negativo es una función de la disminución excesiva
del pasto ocasionada por un animal más que de él se alimenta. Pero
como los efectos del pastar excesivo los comparten todos los
pastores, entonces la utilidad negativa para cualquier pastor que
tome la decisión en particular es sólo una fracción de
-1.
Sumando
las utilidades parciales componentes, el pastor racional llega a la
conclusión de que el único curso de acción inteligente para él es
agregar un animal más a su rebaño. Y otro; y otro… Pero esta es
la conclusión a la que llega cada uno de los pastores raciones que
comparte el pastizal público. De ahí la tragedia. Cada hombre está
encadenado a un sistema que lo obliga a incrementar sin límite su
rebaño—en un mundo que es limitado, finito. Todos los hombres
marchan hacia la ruina, pues cada uno de ellos persigue el beneficio
máximo en una sociedad que cree en la libertad de los pastos
comunales. La libertad prevaleciente en los pastizales comunales trae
consigo la ruina de todos.
La
solución que da Hardin a esta tragedia de los pastos comunales es la
“coerción mutua”. Un llamado a la consciencia, razona, será
completamente inútil. La coerción mutua puede ponerse en práctica,
por así decirlo, cercando el pastizal público e instituyendo un
sistema de propiedad privada que impondrá un sentido de
responsabilidad entre los pastores en cuanto al número conveniente
de cabezas de ganado que su tierra pueda sostener sin caer en el
pastoreo destructivo. Como no pueden extralimitarse en la tierra que
es propiedad de otros pastores, las consecuencias de tener rebaños
demasiado grandes las sufrirán sólo ellos. Este conocimiento los
disuadirá de inmediato de actuar irresponsablemente.
Aquí
el problema es que Hardin obviamente está agarrando el rábano por
las hojas. No es la “lógica inherente a los pastizales comunales”
lo que “inexorablemente provoca la tragedia”. Los “pastizales
comunales” simplemente constituyen el escenario en que se
desarrolla la tragedia. No contienen en sí la causa de la propia
tragedia—esto es, el pastar destructivo de rebaños desmedidamente
grandes.
La
causa está en otra parte: en el dinamismo de la competencia que
impulsa a cada pastor a incrementar su número de cabezas de ganado
más allá de la capacidad de sustento del pastizal, cuyo propio
sustento depende del número de cabezas de ganado de que disponga. Si
el ganado, igual que el terreno, hubiera sido propiedad comunal de
los pastores, entonces habría sido posible tomar una decisión
racional sobre el total de cabezas de ganado que mantener. En ese
caso, el sustento de cada pastor habría dependido directamente de su
bienestar colectivo, que a su vez se habría apoyado en una
proporción óptima de cabezas de ganado a superficie de pastizal.
Como fue, cada pastor se vio obligado a tomar la que era la única
decisión racional que se le podía ocurrir en un marco de toma de
decisiones irracional y entonces sobrevinieron las consecuencias
trágicas. Adam Smith, en La riqueza de las naciones, dijo que el
individuo que “busca sólo su propia ganancia” es “conducido
por una mano invisible a fomentar el interés público”.
“De
modo inverso”, dice Hardin, “la tragedia de los pastos comunales
reaparece en los problemas de contaminación. Aquí no es asunto de
tomar algo del pastizal público sino de poner algo en él”. Igual
que en el caso del pastor, el dueño de una fábrica estará
“circunscrito a un sistema” que asegurará que los pastizales
comunales sean tratados como pozo negro en el cual se viertan los
productos de desecho. El dueño verá que será redituable evitar los
costos de hacer inocuos los contaminantes y optará por sencillamente
arrojarlos al medio porque el ahorro que esto representa excede con
mucho el costo ambiental que la fábrica ***tenga que soportar aunque
otros lo soporten también***. En interés del yo racional demandará,
por tanto, la contaminación.
Apegándonos
a la sugerencia de Hardin, supongamos que los pastos comunales han
sido cercados. En teoría, esto significaría que cualquiera podría
impedir que su vecino contaminara su tierra del mismo modo que los
pastores podrían impedir que el ganado del vecino se metiera en su
tierra. Quienquiera que decidiera no purificar sus desechos
contaminantes sería obligado a contenerlos dentro de su propia
propiedad y soportar los costos implicados por tal contaminación.
Pero lo que suena bien en la teoría resultará imposible de llevar a
la práctica porque lo que queremos decir con los “pastos
comunales” abarca no sólo la tierra sino el aire y el agua que nos
rodean, y éstos, como Hardin admite, “no se pueden cercar”.
Con
un ejemplo sencillo aclararemos el asunto. Supongamos que mi vecino
decidió construir una fábrica junto al río y bombea hacia éste
los efluentes contaminantes que resultan del funcionamiento de
aquélla. Supongamos que me gusta pescar pero ahora que han muerto
envenenados todos los peces ya no puedo practicar mi afición. ¿Qué
puedo hacer entonces? Desde luego podría comprar el derecho de
propiedad de esa porción del río que pasa por la parte trasera de
mi casa pero mi vecino, que está aguas arriba con respecto a mí,
podría hacer lo mismo y defender plausiblemente su derecho a usar su
porción del río como le venga en gana. Claro está que las
consecuencias de la decisión de mi vecino de ubicar su fábrica en
su propiedad no necesita confinarse a esto. Su impacto visual sobre
el vecindario depreciaría el valor de las propiedades residenciales
de la zona. El ruido constante dificultaría mi sueño. Los camiones
en que estuviera llegando la materia prima para ser procesada podrían
congestionar las carreteras haciendo de nuestros viajes al trabajo
verdaderas odiseas.
Si
yo le concediera a mi vecino el derecho absoluto a disponer de su
propiedad como él lo prefiriera, sería contradictorio que me
quejara de las consecuencias. Si, por otro lado, buscara yo
restringir las formas en que mi vecino podría usar su propiedad,
entonces estaría yo asegurando la necesidad de seguir usando los
metafóricos “pastos comunales” como una entidad en uno u otro
aspecto: la tranquilidad del barrio o el derecho a pescar en un río
no contaminado. No podemos vivir dentro de un capullo. Aun el propio
capitalismo, la forma de sociedad más competitiva y atomizada que ha
llegado a existir, no puede permitirse hacer concesión alguna a este
hecho sombrío.
Vemos
esto en la forma en que el pensamiento consuetudinario ataca el
problema de la contaminación. El propio Hardin señala que mientras
que “nuestro particular concepto de propiedad privada nos disuade
de agotar los recursos positivos de la tierra” en realidad
“favorece la contaminación”. La solución que él y muchos otros
sugieren es la intervención directa del estado que debe promulgar
leyes para moderar los excesos de competencia cometidos por
ciudadanos privados. Al parecer no bastará con la “coerción
mutua”.
La
debilidad de este enfoque es doble. No llega a la raíz del
problema—en la ventaja competitiva que se gana reduciendo los
costos al mínimo—, en este caso, los costos de purificar y
eliminar los desechos contaminantes de un modo ecológicamente
aceptable—cosa que no hacen las empresas capitalistas. Tontamente
supone que el estado es una institución más o menos autónoma por
encima de la sociedad y que hace leyes que protejen los intereses de
la comunidad. Pero la verdad es que el estado es una institución de
clase, financiada por los impuestos cobrados a las mismas empresas
cuyas actividades se supone que regula. La legislación es asunto de
equilibrar con precisión las pérdidas y las ganancias que acopian
los capitalistas mismos. Un enfoque demasiado indulgente sería
inaceptable políticamente y en exceso ruinoso para la salud de los
obreros que crean los beneficios para los negocios que los emplean.
Un enfoque demasiado punitivo, por otro lado, disminuiría los
márgenes de ganancia e impulsaría la inversión en otras partes del
mundo en donde la reglamentación fuera más laxa. Y todo el tiempo,
la línea divisoria entre lo que es aceptable y lo que no lo es
estará cambiando a tenor de los propios cambios del clima económico:
cuanto más en apuros se encuentren los negocios, tanto más
indulgentes se volverán las leyes.
Esto
nos hace retornar a Richard Dawkins. ¿Cuál piensa él que es el
camino hacia adelante? Los politólogos tienden a ver mucho la vida
como un Dilema del Prisionero. Muchos argumentarían que por
consiguiente necesitamos tener alguna autoridad que nos quite de las
manos muchas decisiones más o menos a la manera como supuestamente
el estado niega a la empresa capitalista la opción de arrojar sus
desechos tóxicos al medio declarándola ilegal. Pero como hemos
visto las cosas no ocurren de tal manera. El estado también se
encuentra entrampado en el marco irracional que es la competencia
capitalista.
Dawkins
le concedería más importancia a la Ley de la selva que a la Ley del
Estado como modelo para alentar el comportamiento colaborativo.
Sugiriendo que tenemos mucho que aprender del mundo animal que nos
rodea, da el ejemplo de las gaviotas que necesitan espulgarse a sí
mismas para eliminar las garrapatas que las parasitan. Todo va bien
hasta que necesitan espulgarse la cabeza, lo cual entonces requiere
de la cooperación de otra gaviota. Las gaviotas que engañaran a
otras gaviotas pronto empujarían a las tramposas a la extinción.
Pero engañarse ellas mismas terminaría por acarrearles lo mismo que
a las tramposas pues no quedarían gaviotas dispuestas a
espulgarlas.
¿Qué
implicaciones tiene esto para la sociedad? Dawkins argumenta que
vemos pruebas de una represalia equivalente que se desarrolló en las
trincheras de la Primera Guerra Mundial. Los soldados deliberadamente
disparaban por encima de las cabezas de sus “enemigos” para
indicarles su deseo de cooperar en minimizar el daño que mutuamente
podían infligirse. Sus presuntos enemigos accederían disparando de
la misma manera. A tal grado se extendió esta “enfermedad de la
paz”, que a los dos años los generales se vieron forzados a
reescribir completamente sus planes de batalla volviendo a las
tácticas de sorpresa que sirvieron para destruir la confianza
sobreentendida que se había formado entre ambos bandos.
Si
bien las ideas que ofrece la teoría de juegos son valiosas, su
posible aplicación a la clase de sociedad en que hoy vivimos—como
los ejemplos anteriores esclarecen—es limitada. Vivimos en un mundo
en que los medios de vida están monopolizados por una ínfima
minoría. Del mismo modo que la estructura jerárquica de un ejército
confiere a un general el poder de mandar a sus tropas, así también
la sociedad capitalista sólo puede funcionar para favorecer los
intereses de la minoría capitalista. Pero la gran mayoría de la
población, la gente que trabaja, cuyos intereses son contrariados de
continuo por los dictados del capital, no puede hacer mucho por
compensar el equilibrio dentro de un sistema que nos exige prostituir
nuestras capacidades de trabajo para la explotación capitalista.
La
cooperación real sólo puede florecer sobre los cimientos de la
igualdad social. Hasta entonces, al menos para la gran mayoría,
seguimos siendo ingenuos con buenas razones para abrigar
resentimientos.
Posted by Movimiento Socialista Mundial at 3:50 PM No comments:
Thursday, March 19, 2009
Breve historia del Partido Socialista Mundial de Estados Unidos [WSPUS]
Breve
historia hasta que los artículos que más profundizan estén
terminados
La
mayoría de los fundadores del PSMEU ( WSPUS ) fueron obreros de las
fábricas de automóviles y miembros del Partido Socialista de
América (PSA). Otros fueron miembros del Partido Socialista de
Canadá (PSC) o del Partido Socialista de la Gran Bretaña (PSGB),
quienes habían dejado sus lugares de origen para evitar ser
reclutados para la Primera Guerra Mundial. Animados por el rápido
crecimiento del PSC y disgustados por lo que percibían como
reformismo en ascenso dentro del PSA, abandonaron en masa la Sección
Detroit del PSA y con 42 miembros formaron el PSMEU el 7 de julio de
1916.
El
PSMEU ( WSPUS) nació con el nombre de Partido Socialista de Estados
Unidos. Pero ante la amenaza de ser demandados por el PSA por usar el
nombre de éste lo cambiaron de al actual Partido Socialista
Mundial.
El
PSMEU(WSPUS) participó en los círculos socialistas de izquierda de
la época, en especial con los Socialistas de Míchigan, expulsados
del PSA en 1918, quienes ayudaron primero a formar el Partido
Comunista de América (PCA) y posteriormente el Partido Proletario de
América. Los grupos fueron formados en Nueva York, Cleveland,
Portland y San Francisco. El grupo “proletario” y el PSMEU se
dividieron por el apoyo dado a la Unión Soviética. El PSMEU
aplaudió el retiro de los bolcheviques de la Primera Guerra Mundial,
pero percibieron que la nueva URSS sólo sería un capitalismo de
estado y por tanto no debía ser apoyado. Los Proletarios
consideraron que la URSS era un estado obrero que necesitaba ser
defendido.
Al
PSMEU (WSPUS) se le dio una página regular en el Socialist Clarion,
periódico semanario del PSC, muy leído en los círculos socialistas
de la izquierda norteamericana.
En
los años veinte, el PSM operó bajo el nombre de Sociedad Educativa
Socialista (SES), adoptado durante la era Palmer de represión en
contra de los revolucionarios. Hubo tres secciones durante el periodo
del SES: la de Boston, la de Detroit y la de Nueva York. La sección
NY fue la más activa y entre los actos que realizó estuvo la
participación de Louis Boudin como conferencista invitado. El SES
volvió a ser PSMEU en 1927 y empezó a publicar su propia revista
“The Socialist” (El Socialista)
Los
años de auge del PSM fueron de 1930 a la década de los cuarenta,
cuando tuvo alrededor de 150 miembros. En esa época los miembros del
PSM tomaron parte activa en el movimiento obrero, particularmente el
del Sindicato de Obreros de las Fábricas de Automóviles que un
grupo del PSMEU (WSPUS) contribuyó a formar, y también trabajaron
con los Sindicatos de Tipógrafos de Nueva Inglaterra
Posted by Movimiento Socialista Mundial at 3:03 PM 1 comment:
¿Va
el socialismo en contra de la naturaleza humana?
¿Cuántas
veces no oímos “Así es la naturaleza humana”? Y las más de las
veces aplicada la frase a una conducta antisocial, queriendo decir
que ésta es algo que no puede evitarse. Lo curioso es que la frase
no se pronuncie ante las mejores cosas que la gente puede hacer. Al
oír que alguien acaba de arriesgar su vida para salvar a otro, quién
sabe por qué no nos sentimos inclinados a decir lo mismo: “Así es
la naturaleza humana”. Y sí, es la naturaleza humana.
La
idea de “naturaleza humana” es principalmente un reflejo de una
sociedad divisiva, desintegradora, que es incapaz de crear una vida
decente para todos sus miembros. Luego se racionaliza esta falla como
el punto de vista pesimista de que toda la gente (principalmente la
demás gente) es inherentemente egoísta, codiciosa y floja. Esta
perspectiva se esgrime como objeción al socialismo, recurriendo a
todas las manifestaciones ruines de comportamiento humano bajo el
capitalismo para negar la posibilidad de una sociedad basada en la
igualdad y la cooperación voluntaria.
El
comportamiento no está programado genéticamente
Refuerzan
este prejuicio las afirmaciones de que nuestro comportamiento y
nuestras relaciones resultan de la forma en que estamos biológica o
genéticamente programados. Estos argumentos se centran en la
competencia, el liderazgo, la posesividad, la agresión, la
desigualdad social y la sexual y un presunto impulso a la
territorialidad; pero todos estos patrones de comportamiento reflejan
también al capitalismo
La
llegada del capitalismo es un fenómeno relativamente reciente de la
historia humana, noventa por ciento de la cual se refiere a los
humanos como cazadores-recolectores, que vivían en tribus pequeñas
e iban de un lugar a otro. Esto terminó con la invención de la
agricultura hace unos diez mil años y de ahí en adelante ha seguido
toda una variedad de formas de organización social que se han dado
en diferentes partes del mundo. Si nuestros avenimientos sociales
fueran determinados por nuestra biología, entonces nunca habría
surgido toda esta diversidad de comportamientos, de relaciones y de
cultura.
Los
testimonios científicos reales muestran que los humanos son capaces
de adaptarse para enfrentar los retos presentados por los medios
natural y social dentro de los cuales el ser humano ha tenido que
vivir.
Los
datos del proyecto genoma humano, recientemente dados a conocer,
apoyan la concepción de la adaptabilidad de los seres humanos. El
Dr. Craig Venter, presidente y científico jefe de Celera Geonomics
(la firma privada que desea patentar los genes para hacer negocio y
así nadie pueda ser sospechoso de abrigar intenciones
anticapitalistas o pro socialistas) declaró en la conferencia de
prensa convocada por la Revista Science que publicó los resultados
ya comprobados en su número de febrero 16.
“Este
primer vistazo a nuestro código genético arroja muchas sorpresas
que tienen consecuencias importantes para la humanidad. Desde el
anuncio del 26 de junio de 2000 nuestra comprensión del genoma
humano ha cambiado desde sus fundamentos mismos. El pequeño número
de genes—30,000 en lugar de 140,000—apoya la noción de que no
nos rige un circuito impreso. Sabemos ahora que es falsa la noción
de que un gen dirige a una proteína y tal vez a una enfermedad. Un
gen conduce a muchos productos diferentes y estos
productos—proteínas—pueden cambiar espectacularmente después de
que son producidos. Sabemos que regiones del genoma que no son genes
pueden ser la clave de la complejidad que contemplamos en los seres
humanos. Ahora sabemos que el medio que actúa sobre estos pequeños
escalones biológicos puede ser decisivo en hacernos lo que somos.
Del mismo modo, el número de variaciones genéticas, notablemente
pequeño, que se presentan en los genes sugieren que las influencias
ambientales tienen un papel crucial en el desarrollo de la unicidad
de cada uno de nosotros.”
Construcción
de herramientas, lenguaje y pensamiento
Mientras
que la naturaleza genética de los seres humanos deja mucho espacio
para la variación del comportamiento, hay ciertos rasgos que todos
nosotros compartimos y nos distinguen de otras especies animales.
Entre éstos se hallan la habilidad de caminar erguidos, la visión
binocular y a colores, manos con pulgares oponibles, órganos capaces
de emitir los sonidos del habla y la capacidad de pensar
conceptualmente. En estos rasgos físicos se asienta el polifacetismo
de la especie humana tal y como está incorporado en su trabajo así
como en el comportamiento social, por ejemplo en la acumulación de
la experiencia compartida que puede ser legada de una generación a
la siguiente. La construcción de herramientas, desde la técnica de
trabajar la obsidiana durante el periodo paleolítico hasta las
computadoras y los vehículos espaciales de hoy, es de importancia
central para entender la historia humana.
Quizá
esta tradición de hacer herramientas haya desempeñado un papel
clave en el desarrollo de la conciencia humana. Las herramientas
hechas por los primeros humanos objetivaron la existencia de quienes
las labraron y al contemplarlas los hicieron conscientes de su propia
existencia. Este reflejo de sus propias vidas en sus propias
creaciones puede haberlos conducido a una consciencia intensificada
del yo y con ello a una capacidad de pensar dentro de un marco
temporal expandido de pasado, presente y futuro. El lenguaje se pudo
desarrollar a partir de referencias básicas a los objetos materiales
hasta niveles superiores de pensamiento abstracto que se expresaron
en el desarrollo de una concepción cada vez más compleja de su
mundo. Posiblemente fue entonces cuando la humanidad creó ideas y
cultura, al paso que sus instintos perdieron importancia mientras que
la ganaba la toma de decisiones. Por medio de esta interacción de
las características humanas y el medio que fue en esencia el proceso
de trabajo, la humanidad no sólo alteró sus condiciones de vida;
también se cambió a sí misma. Y todo lo que hizo falta no fue un
conjunto invariable de pautas de comportamiento programadas por
codificación genética sino mediante la
adaptabilidad.
Predisposición
para la cooperación
Pero
nada de esto habría sido posible sin cooperación. Naturalmente no
puede decirse que la cooperación haya estado programada por nuestros
genes, pero sí puede afirmarse que hubo una predisposición hacia
ella por nuestra constitución física. La noción de que la
cooperación fue esencial para la supervivencia y el desarrollo de la
sociedad humana la apoya el trabajo del antropólogo Andrew Whiten.
Argumenta que el igualitarismo, el compartir y el no predominio de
ninguno fueron los rasgos más destacados en las sociedades de
cazadores-recolectores. (Para adentrarse en la obra de Andrew Whiten,
véase Caza, recolección y cooperación.
Cooperando
con los demás en una división del trabajo incrementamos enormemente
lo que podía producirse en mutuo beneficio. Además de estos
beneficios materiales, la cooperación hace posible que nos
desarrollemos como individuos. Nuestra individualidad crece y
encuentra su expresión en relación con los demás, todos lo cual
sería imposible en aislamiento social. En este proceso de desarrollo
del individuo partimos de la sociedad en general y aun de las vidas
de quienes vivieron en el pasado.
Se
dice a veces que la cooperación es imposible porque hay un conflicto
inherente entre el interés propio y el interés de los demás. La
realidad es justamente lo contrario. Los intereses del individuo se
realizan mejor cuando la gente trabaja en común.
Posted by Movimiento Socialista Mundial at 8:38 AM No comments:
¿Va
el socialismo en contra de la naturaleza humana?
¿Cuántas
veces no oímos “Así es la naturaleza humana”? Y las más de las
veces aplicada la frase a una conducta antisocial, queriendo decir
que ésta es algo que no puede evitarse. Lo curioso es que la frase
no se pronuncie ante las mejores cosas que la gente puede hacer. Al
oír que alguien acaba de arriesgar su vida para salvar a otro, quién
sabe por qué no nos sentimos inclinados a decir lo mismo: “Así es
la naturaleza humana”. Y sí, es la naturaleza humana.
La
idea de “naturaleza humana” es principalmente un reflejo de una
sociedad divisiva, desintegradora, que es incapaz de crear una vida
decente para todos sus miembros. Luego se racionaliza esta falla como
el punto de vista pesimista de que toda la gente (principalmente la
demás gente) es inherentemente egoísta, codiciosa y floja. Esta
perspectiva se esgrime como objeción al socialismo, recurriendo a
todas las manifestaciones ruines de comportamiento humano bajo el
capitalismo para negar la posibilidad de una sociedad basada en la
igualdad y la cooperación voluntaria.
El
comportamiento no está programado genéticamente
Refuerzan
este prejuicio las afirmaciones de que nuestro comportamiento y
nuestras relaciones resultan de la forma en que estamos biológica o
genéticamente programados. Estos argumentos se centran en la
competencia, el liderazgo, la posesividad, la agresión, la
desigualdad social y la sexual y un presunto impulso a la
territorialidad; pero todos estos patrones de comportamiento reflejan
también al capitalismo
La
llegada del capitalismo es un fenómeno relativamente reciente de la
historia humana, noventa por ciento de la cual se refiere a los
humanos como cazadores-recolectores, que vivían en tribus pequeñas
e iban de un lugar a otro. Esto terminó con la invención de la
agricultura hace unos diez mil años y de ahí en adelante ha seguido
toda una variedad de formas de organización social que se han dado
en diferentes partes del mundo. Si nuestros avenimientos sociales
fueran determinados por nuestra biología, entonces nunca habría
surgido toda esta diversidad de comportamientos, de relaciones y de
cultura.
Los
testimonios científicos reales muestran que los humanos son capaces
de adaptarse para enfrentar los retos presentados por los medios
natural y social dentro de los cuales el ser humano ha tenido que
vivir.
Los
datos del proyecto genoma humano, recientemente dados a conocer,
apoyan la concepción de la adaptabilidad de los seres humanos. El
Dr. Craig Venter, presidente y científico jefe de Celera Geonomics
(la firma privada que desea patentar los genes para hacer negocio y
así nadie pueda ser sospechoso de abrigar intenciones
anticapitalistas o pro socialistas) declaró en la conferencia de
prensa convocada por la Revista Science que publicó los resultados
ya comprobados en su número de febrero 16.
“Este
primer vistazo a nuestro código genético arroja muchas sorpresas
que tienen consecuencias importantes para la humanidad. Desde el
anuncio del 26 de junio de 2000 nuestra comprensión del genoma
humano ha cambiado desde sus fundamentos mismos. El pequeño número
de genes—30,000 en lugar de 140,000—apoya la noción de que no
nos rige un circuito impreso. Sabemos ahora que es falsa la noción
de que un gen dirige a una proteína y tal vez a una enfermedad. Un
gen conduce a muchos productos diferentes y estos
productos—proteínas—pueden cambiar espectacularmente después de
que son producidos. Sabemos que regiones del genoma que no son genes
pueden ser la clave de la complejidad que contemplamos en los seres
humanos. Ahora sabemos que el medio que actúa sobre estos pequeños
escalones biológicos puede ser decisivo en hacernos lo que somos.
Del mismo modo, el número de variaciones genéticas, notablemente
pequeño, que se presentan en los genes sugieren que las influencias
ambientales tienen un papel crucial en el desarrollo de la unicidad
de cada uno de nosotros.”
Construcción
de herramientas, lenguaje y pensamiento
Mientras
que la naturaleza genética de los seres humanos deja mucho espacio
para la variación del comportamiento, hay ciertos rasgos que todos
nosotros compartimos y nos distinguen de otras especies animales.
Entre éstos se hallan la habilidad de caminar erguidos, la visión
binocular y a colores, manos con pulgares oponibles, órganos capaces
de emitir los sonidos del habla y la capacidad de pensar
conceptualmente. En estos rasgos físicos se asienta el polifacetismo
de la especie humana tal y como está incorporado en su trabajo así
como en el comportamiento social, por ejemplo en la acumulación de
la experiencia compartida que puede ser legada de una generación a
la siguiente. La construcción de herramientas, desde la técnica de
trabajar la obsidiana durante el periodo paleolítico hasta las
computadoras y los vehículos espaciales de hoy, es de importancia
central para entender la historia humana.
Quizá
esta tradición de hacer herramientas haya desempeñado un papel
clave en el desarrollo de la conciencia humana. Las herramientas
hechas por los primeros humanos objetivaron la existencia de quienes
las labraron y al contemplarlas los hicieron conscientes de su propia
existencia. Este reflejo de sus propias vidas en sus propias
creaciones puede haberlos conducido a una consciencia intensificada
del yo y con ello a una capacidad de pensar dentro de un marco
temporal expandido de pasado, presente y futuro. El lenguaje se pudo
desarrollar a partir de referencias básicas a los objetos materiales
hasta niveles superiores de pensamiento abstracto que se expresaron
en el desarrollo de una concepción cada vez más compleja de su
mundo. Posiblemente fue entonces cuando la humanidad creó ideas y
cultura, al paso que sus instintos perdieron importancia mientras que
la ganaba la toma de decisiones. Por medio de esta interacción de
las características humanas y el medio que fue en esencia el proceso
de trabajo, la humanidad no sólo alteró sus condiciones de vida;
también se cambió a sí misma. Y todo lo que hizo falta no fue un
conjunto invariable de pautas de comportamiento programadas por
codificación genética sino mediante la
adaptabilidad.
Predisposición
para la cooperación
Pero
nada de esto habría sido posible sin cooperación. Naturalmente no
puede decirse que la cooperación haya estado programada por nuestros
genes, pero sí puede afirmarse que hubo una predisposición hacia
ella por nuestra constitución física. La noción de que la
cooperación fue esencial para la supervivencia y el desarrollo de la
sociedad humana la apoya el trabajo del antropólogo Andrew Whiten.
Argumenta que el igualitarismo, el compartir y el no predominio de
ninguno fueron los rasgos más destacados en las sociedades de
cazadores-recolectores. (Para adentrarse en la obra de Andrew Whiten,
véase Caza, recolección y cooperación.
Cooperando
con los demás en una división del trabajo incrementamos enormemente
lo que podía producirse en mutuo beneficio. Además de estos
beneficios materiales, la cooperación hace posible que nos
desarrollemos como individuos. Nuestra individualidad crece y
encuentra su expresión en relación con los demás, todos lo cual
sería imposible en aislamiento social. En este proceso de desarrollo
del individuo partimos de la sociedad en general y aun de las vidas
de quienes vivieron en el pasado.
Se
dice a veces que la cooperación es imposible porque hay un conflicto
inherente entre el interés propio y el interés de los demás. La
realidad es justamente lo contrario. Los intereses del individuo se
realizan mejor cuando la gente trabaja en común.
Posted by Movimiento Socialista Mundial at 8:38 AM No comments:
Monday, March 16, 2009